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Postres mexicanos saludables y fáciles de preparar

Descubre cómo los dulces tradicionales de México, elaborados con ingredientes naturales, pueden ser una opción deliciosa y rica en nutrientes para complementar tu alimentación.

En la rica tradición culinaria de México, el postre no es solo un capricho al final de la comida, sino una experiencia que puede conjugarse con una nutrición balanceada. Lejos de la idea de que los dulces deben ser necesariamente dañinos, la gastronomía nacional ofrece una vasta colección de preparaciones que aprovechan las bondades de ingredientes naturales, ricos en vitaminas, proteínas y minerales.

Desde la fonda más humilde hasta los hogares, opciones como el ate con queso, las palanquetas o la tapioca demuestran que es posible disfrutar de un bocado dulce sin privarse de los beneficios para la salud. A continuación, presentamos una guía con cinco recetas, basadas en el portal Cocina Fácil, para incorporar estos postres a tu rutina.

Palanquetas de cacahuate

Originarias de nuestro país, las palanquetas son barras crujientes elaboradas con cacahuate tostado y unidas con un jarabe de piloncillo. Su nombre tiene raíces en la palabra náhuatl ‘papaquili’, que se traduce como ‘contento’ o ‘felicidad’, una descripción que coincide con la sensación que provocan. Desde el punto de vista nutricional, son una excelente fuente de proteínas de origen vegetal, fibra dietética, grasa natural, vitamina E y diversos minerales.

Preparación: Para su elaboración, se requiere hervir medio litro de agua con un kilo de piloncillo oscuro hasta que la mezcla alcance el punto de bola. Una vez logrado, se retira del fuego y se bate con una pala de madera. Acto seguido, se incorporan 400 gramos de cacahuates tostados y sin piel, integrando todo de manera uniforme.

Con una cuchara, se toman porciones de la mezcla y se extienden sobre papel encerado, dándoles una forma rectangular. El secado y endurecimiento se produce al dejarlas reposar a temperatura ambiente. Para un toque aromático, se puede añadir un chorro de esencia de vainilla natural al jarabe de piloncillo.

Pepitorias

Las pepitorias representan una alternativa donde la semilla de calabaza, o pepita, es la protagonista. Esta semilla es reconocida por su contenido en zinc, magnesio y ácidos grasos beneficiosos. Al combinarse con un endulzante natural como el piloncillo o la miel de agave, se crea un postre de sabor intenso y textura satisfactoria.

Elaboración: El proceso inicia tostando dos tazas de semillas de calabaza en un sartén a fuego medio, moviéndolas con frecuencia hasta que adquieran un tono dorado. En una cacerola aparte, se calienta a fuego lento un tercio de taza de piloncillo (previamente disuelto con un poco de agua) o miel de agave, junto con una pizca de sal.

Cuando el dulce se haya suavizado, se añaden las pepitas tostadas, asegurándose de que queden bien cubiertas. La mezcla se vierte sobre una bandeja forrada con papel encerado, se extiende y se deja enfriar hasta que solidifique. Finalmente, se parten en trozos irregulares con las manos.

Alegrías de amaranto

Considerado uno de los alimentos de origen vegetal más completos, el amaranto es la base de las alegrías, un postre cuya historia se remonta a la época prehispánica. Este pseudocereal es una fuente extraordinaria de proteína, además de contener vitaminas A, B, C, B1, B2, B3, ácido fólico, niacina, calcio, hierro y fósforo.

Preparación: Se debe tostar una taza de amaranto en un sartén a fuego bajo, con cuidado de que no se queme, hasta que presente un color dorado. Opcionalmente, se puede mezclar con un cuarto de taza de cacahuates, nueces picadas o arándanos deshidratados. En una cacerola, se calienta media taza de miel de abeja a fuego medio junto con el jugo de un limón, hasta formar un almíbar ligero.

En este punto, se vierte el amaranto (y los frutos secos si se desean) sobre el almíbar, mezclando con rapidez para una integración perfecta. La masa resultante se coloca sobre una bandeja con papel encerado, se compacta con una espátula y se deja reposar por al menos una hora para que endurezca.

Tapioca: suavidad y nutrición en cada cucharada

La tapioca, extraída de la raíz de la yuca, es famosa por sus pequeñas perlas que al cocinarse adquieren una textura única y suave. Este postre, muy popular en México, se distingue por ser una opción libre de gluten, rica en fibra y con un significativo aporte de hierro, lo que contribuye a prevenir la anemia. Asimismo, contiene proteína y vitamina K.

Preparación: Se hierve una taza de perlas de tapioca en agua hasta que queden suaves y con un aspecto ligeramente transparente, para luego escurrirlas. Posteriormente, se remojan en dos tazas de leche de vaca o almendras durante aproximadamente treinta minutos.

Transcurrido este tiempo, se añade una taza adicional de leche, media taza de miel de abeja y extracto de vainilla natural al gusto. La mezcla se cocina a fuego bajo, moviendo constantemente, hasta que espese. Se retira del fuego, se deja enfriar y se sirve en recipientes individuales, decorando al final con nibs de cacao.

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Paletas de hielo de mango con chile: frescura con un toque picante

Esta propuesta destaca por su frescura y sencillez, combinando la dulzura del mango maduro con la acidez del limón y el toque picante del chile en polvo. El mango es una fruta rica en vitaminas A y C, haciendo de esta paleta una opción refrescante y nutritiva.

Elaboración: Se pelan y cortan en trozos dos mangos petacones maduros, se colocan en un tazón y se mezclan con el jugo de dos limones y una o dos cucharadas de azúcar, si se prefiere un sabor más dulce. La mezcla se tritura en la licuadora hasta obtener una pasta homogénea.

El puré se vierte en moldes para paletas, se espolvorea con chile en polvo al gusto y se insertan los palitos de madera. Finalmente, se congelan durante un mínimo de cuatro horas, o hasta que estén completamente sólidas.

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