Microorganismos benéficos: clave para la agricultura y la seguridad alimentaria
El uso de microorganismos benéficos en la agricultura ayuda a mejorar la fertilidad del suelo, optimizar el uso de nutrientes y agua, y garantizar la seguridad alimentaria ante los retos del cambio climático y la creciente demanda mundial.

La producción de alimentos enfrenta un desafío sin precedentes: se estima que para 2050, la población mundial alcanzará cerca de 10 mil millones de personas, lo que implica aumentar la producción de alimentos entre un 70 y 100%.
Este panorama plantea retos importantes, desde el uso eficiente del agua y fertilizantes hasta la preservación del suelo, principal matriz biológica de la producción alimentaria, ya que del 95 al 98% de los alimentos provienen directamente de él.
Sin embargo, cada año se pierden entre 100 y 120 millones de hectáreas de suelo fértil, lo que compromete la capacidad de garantizar seguridad alimentaria en las próximas décadas.
Ante este escenario, el profesor-investigador Sergio De los Santos Villalobos, director del Laboratorio de Biotecnología del Recurso Microbiano del Instituto Tecnológico de Sonora (Itson), señaló que los microorganismos benéficos pueden dar paso a una agricultura más sostenible.
“El suelo no sólo es una matriz física y química, también es un ecosistema microbiano. Conocer quién habita allí y qué funciones cumple es esencial para que los nutrientes estén disponibles para las plantas y se mejore el rendimiento sin aumentar la contaminación o los gases de efecto invernadero”, explicó.
Aliados del cultivo
De acuerdo con el experto, los microorganismos se encuentran en toda la biósfera y cumplen funciones esenciales en el ciclo de nutrientes ya que, por ejemplo, en un gramo de suelo hay más de 10 mil millones de células microbianas y más de 100 mil especies diferentes.
“No todos son iguales, y su función depende del cultivo y del ecosistema. Un suelo con gran diversidad microbiana activa garantiza que los nutrientes se mineralicen correctamente y que los cultivos aprovechen al máximo el fertilizante aplicado”, indicó.
El investigador señaló que en México, se han aislado y preservado cientos de microorganismos de distintos cultivos incluyendo trigo, maíz, frijol, espárrago, tomate, mango y chile, con el objetivo de diseñar inoculantes microbianos específicos para cada región agrícola.
Los resultados más destacables incluyen un inoculante para trigo que ha logrado aumentar hasta una tonelada por hectárea de rendimiento, utilizando 50% menos fertilizante nitrogenado y un 20% más de eficiencia en el uso de agua.
Control biológico y bioseguridad
Además de mejorar la nutrición vegetal, los microorganismos benéficos funcionan como agentes de control biológico frente a patógenos.
Fungicidas naturales como Trichoderma o cepas de Bacillus y Pseudomonas pueden inhibir el crecimiento de hongos y nemátodos sin generar resistencia, a diferencia de los agroquímicos sintéticos.
“El éxito de un inoculante no depende sólo de su microorganismo, sino del cultivo, el suelo, las condiciones climáticas y las prácticas agrícolas. Es fundamental realizar análisis físicoquímicos y microbiológicos antes de su aplicación”, enfatizó.
De los Santos Villalobos alertó sobre la importancia de la bioseguridad: algunos microorganismos que benefician cultivos pueden ser dañinos para otros cultivos, o incluso para la salud humana. Por ello, la selección de cepas debe considerar su compatibilidad con el entorno y cumplir con regulaciones nacionales e internacionales, ya que un bioproducto no sólo debe ser efectivo, también debe ser seguro para los ecosistemas y las personas, subrayó.
Una alternativa integral
El investigador destacó que el uso de microorganismos benéficos representa una alternativa viable para enfrentar la desertificación, el déficit hídrico y el incremento de plagas y enfermedades emergentes, retos que se intensifican con el cambio climático.
Su aplicación permite reducir insumos químicos, mejorar la fertilidad del suelo y aumentar la eficiencia en la producción de alimentos, contribuyendo así a la seguridad alimentaria de México y el mundo.
Para el entrevistado, la agricultura sostenible requiere un enfoque integral: “Conocer la población microbiana del suelo, sus funciones y cómo interactúa con la planta nos permite diseñar estrategias que aumenten rendimiento y calidad de los cultivos, al tiempo que protegen el ecosistema y la salud pública. La biotecnología microbiana es un aliado estratégico para el futuro de la agricultura”.
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