¿Los alimentos ultraprocesados generan adicción? Lo que dice la ciencia sobre su impacto en la salud
Una investigación ha proporcionado evidencia sólida sobre la adicción a los alimentos ultraprocesados en la población adulta, con prevalencias que superan las de otras sustancias adictivas.

Un debate científico persiste en el ámbito de la nutrición: la posible capacidad de los alimentos ultraprocesados para generar una adicción comparable a la de otras sustancias, señala Infoabe. Frente a este cuestionamiento, una investigación de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, aporta nuevos datos que confirman la existencia real de este fenómeno en la población adulta, con cifras que superan las observadas en adicciones convencionales.
El estudio, publicado en la revista especializada Addiction con el respaldo de la Sociedad para el Estudio de la Adicción, revela que estos productos, diseñados industrialmente para ser extremadamente placenteros, han creado un patrón de consumo problemático en una de cada cinco mujeres y uno de cada diez hombres de mediana edad.
Las cifras de una dependencia generacional
La investigación se centró en analizar la prevalencia de la adicción a los ultraprocesados en personas mayores de 50 años, un segmento poblacional donde el tema había sido poco explorado. Los resultados mostraron una clara disparidad generacional y de género.
En el grupo de edad de 50 a 64 años, el 21% de las mujeres y el 10% de los hombres cumplen con los criterios clínicos para ser considerados adictos a estos alimentos. Sin embargo, estas cifras descienden notablemente en la cohorte de 65 a 80 años, donde la prevalencia es del 12% en mujeres y solo del 4% en hombres.

La profesora Ashley Gearhardt, investigadora principal del estudio, destacó la magnitud del hallazgo: “Los porcentajes que observamos en estos datos superan ampliamente los de consumo problemático de otras sustancias adictivas”.
Esto sugiere que la exposición temprana y constante a un entorno alimentario saturado de ultraprocesados es un factor determinante, ya que las generaciones más jóvenes crecieron con una disponibilidad mucho mayor de estos productos.
Factores de riesgo: Más allá de la alimentación
El análisis no se limitó a cuantificar el problema, sino que también identificó los factores personales que aumentan la vulnerabilidad. La percepción del propio peso corporal resultó ser un elemento de gran influencia. Los datos indican que las personas que se perciben con sobrepeso tienen probabilidades significativamente más altas de desarrollar una adicción: once veces más en el caso de las mujeres y diecinueve veces en el de los hombres.
La salud mental también demostró ser un componente crucial. Los hombres que reportaron problemas emocionales presentaron una probabilidad cuatro veces mayor de adicción, mientras que en las mujeres esta cifra fue casi tres veces superior. Asimismo, el sentimiento de soledad o aislamiento social mostró ser un factor de riesgo que triplica la posibilidad de padecer esta dependencia alimentaria.
Los investigadores sugieren que el marketing dirigido históricamente hacia las mujeres con productos denominados “diet” o “light” durante las décadas de 1980 y 1990 podría ser un elemento explicativo de la mayor prevalencia observada en este grupo.
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Un abordaje multidisciplinario para un problema complejo
A nivel internacional, especialistas como la doctora Virginia Busnelli, médica nutrióloga y presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición, coinciden en que, si bien no hay un consenso absoluto, la evidencia es sólida.
“Los productos ultraprocesados pueden activar mecanismos cerebrales similares a los de sustancias adictivas”, señaló en diálogo con medios.
Los cuadros adictivos se caracterizan por una pérdida de control sobre el consumo, deseos intensos e inmanejables (conocidos como cravings), dificultad para reducir la ingesta y persistencia en el comportamiento a pesar de las consecuencias negativas para la salud.
Ante esta realidad, los expertos proponen un abordaje integral. No existe un tratamiento único oficial, pero las estrategias coinciden con las aplicadas en otros trastornos de la conducta:
- Políticas públicas: Se recomienda limitar la disponibilidad y la publicidad de los ultraprocesados, especialmente aquella dirigida a niños y adolescentes, y promover el acceso a alimentos frescos y mínimamente procesados.
- Detección y diagnóstico: Utilizar escalas validadas para identificar patrones adictivos en la población.
- Tratamiento multidisciplinario: Un enfoque que involucre a nutriólogos, psicólogos y médicos, priorizando la terapia cognitivo-conductual, técnicas de regulación emocional y el desarrollo de hábitos alimentarios sostenibles.
- Manejo de comorbilidades: Atender condiciones frecuentemente asociadas, como depresión, ansiedad y aislamiento, que aumentan el riesgo de adicción.
- Apoyo social: Fomentar redes de apoyo y actividades sociales saludables que disminuyan el uso de la comida como único mecanismo de afrontamiento emocional.
Conclusiones
Los investigadores de la Universidad de Michigan reconocen que su estudio, al basarse en autorreportes, no establece una relación causal directa. No obstante, subrayan que la adicción a los productos ultraprocesados es un problema de salud real que afecta a una porción considerable de la población adulta y no debe subestimarse.
La detección temprana y la intervención son clave para prevenir daños mayores a la salud a largo plazo, como obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
El estudio concluye con un llamado a generar más investigaciones sobre la exposición a estos alimentos desde las etapas tempranas de la vida y a implementar políticas regulatorias que protejan a los sectores más vulnerables.
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