¿Es bueno o malo bañarse con agua caliente? La UNAM aclara mitos y realidades
La UNAM revela los beneficios y riesgos de bañarse con agua caliente. Conoce qué temperatura es la adecuada, cada cuánto hacerlo y cómo cuidar tu piel y salud.

Para muchas personas, un baño con agua caliente es sinónimo de relajación. El vapor, el calor y la sensación de alivio convierten este momento en un ritual personal, comparable a una visita a un spa. Sin embargo, especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han revelado que la temperatura del agua no siempre resulta beneficiosa y que, dependiendo de cómo y con qué frecuencia se utilice, puede traer tanto ventajas como daños a la salud.
Incluso existe una frase popular que lo ilustra: “te bañas con agua para pelar pollos”. Esta expresión hace referencia a quienes se duchan con agua tan caliente que hasta el vapor se hace visible. ¿Es bueno o malo hacerlo? La respuesta, según los expertos, es que depende del cuidado y la moderación.

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Una práctica con raíces antiguas
El baño con agua caliente no es algo reciente. Desde tiempos antiguos, distintas culturas lo han incorporado como parte de su vida cotidiana:
- En Mesoamérica, el temazcal fue símbolo de purificación y bienestar.
- En Asia, las aguas termales se usaron durante siglos como un método de sanación y relajación.
Estas prácticas evidencian que el agua caliente ha estado vinculada a la idea de salud y equilibrio. No obstante, la ciencia actual advierte que, si bien existen beneficios, también hay riesgos que no deben ignorarse.

Beneficios de bañarse con agua caliente
De acuerdo con el Dr. Ariel Vilchis Reyes, especialista de la UNAM, un baño caliente bien administrado puede convertirse en un aliado de la salud física y emocional. Sus principales ventajas son:
- Relajar los músculos tras una jornada intensa.
- Aliviar el estrés y mejorar el estado de ánimo.
- Disminuir molestias inflamatorias.
- Favorecer la circulación sanguínea gracias al efecto vasodilatador del agua tibia.
El especialista señala que estos beneficios son especialmente útiles en personas con dolor articular o rigidez muscular.
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Los riesgos del exceso de calor
A pesar de las ventajas, la UNAM advierte que abusar del agua caliente puede tener consecuencias negativas. Cuando la temperatura es muy elevada, los aceites naturales que protegen la epidermis y el cuero cabelludo se eliminan rápidamente, dejando la piel reseca, irritada y vulnerable.
Algunos de los riesgos de bañarse con agua demasiado caliente son:
- Quemaduras en la piel.
- Mareos o episodios de hipotensión.
- Cansancio y deshidratación.
- Resecamiento de la piel.
- Agravamiento de problemas dermatológicos como la dermatitis atópica.
- Pérdida del sebo natural del cuero cabelludo, provocando resequedad, quiebre e incluso caída del cabello.
¿Qué tan caliente debe ser el agua?
Los especialistas de la UNAM recomiendan que la temperatura del agua para una ducha saludable no exceda los 43 °C. Lo ideal es que se mantenga entre 37.5 y 40 °C, un rango considerado tibio.
Además, el baño debe ser breve: no más de 10 minutos para evitar que la piel se dañe o se deshidrate.

¿Cada cuánto bañarse con agua caliente?
La frecuencia también juega un papel fundamental. Según la UNAM, depende de tres factores principales:
- Clima: en regiones frías, dos o tres baños a la semana pueden ser suficientes.
- Condición biológica: personas con piel sensible deben limitar la exposición al agua caliente.
- Actividad física: si el clima es cálido y la actividad intensa, bañarse incluso dos veces al día puede ser necesario, siempre con agua a temperatura adecuada.
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Recomendaciones para un baño saludable
La UNAM comparte consejos prácticos para que un baño sea un hábito benéfico y no perjudicial:
- No exceder los 10 minutos bajo el agua.
- Usar jabones suaves y sin perfumes fuertes.
- Hidratar la piel con crema o ungüento después de la ducha.
- Ajustar la temperatura del agua según la estación del año y el nivel de actividad física.
- Evitar el agua demasiado caliente si existen heridas, ya que retrasa la cicatrización.
El equilibrio es la clave
La ducha con agua caliente puede ser tanto una experiencia reparadora como un factor de daño para la piel y el cabello. Todo depende de la temperatura, la frecuencia y la duración.
Los especialistas de la UNAM son claros: “un baño caliente bien administrado” puede mejorar la salud física y emocional, pero el abuso del calor provoca resequedad, irritación y otros problemas más graves.
Así, lo más recomendable es encontrar un equilibrio que permita disfrutar de este ritual sin comprometer la salud.

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