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Para qué sirve combinar vinagre y cáscaras de mandarina y qué beneficios tiene

Aprovechando la temporada de mandarina, se pueden elaborar dos productos naturales para el mantenimiento del hogar.

En la búsqueda de alternativas de limpieza sustentables y económicas, los productos naturales han ganado un espacio relevante en los hogares mexicanos. Próximo a iniciar la temporada de mandarina, un cítrico ampliamente consumido por su sabor y propiedades nutritivas, surge la oportunidad de aprovechar integralmente esta fruta, transformando lo que comúnmente se desecha en un recurso valioso para el hogar.

De acuerdo con información publicada por el portal especializado Cocina Vital, la cáscara de mandarina, al ser combinada con vinagre, puede dar como resultado un eficaz desinfectante y aromatizante natural, ofreciendo una utilidad poco conocida más allá del consumo de su pulpa.

Potencial desaprovechado: Las propiedades de la cáscara de mandarina

La mandarina, perteneciente a la familia de los cítricos, es reconocida por su alto contenido de vitaminas y su accesibilidad. Sin embargo, una de sus mayores ventajas yace en su corteza. Esta capa exterior está repleta de ácidos y compuestos esenciales que poseen notables propiedades desengrasantes, desinfectantes y aromatizantes.

Al ser integrada en fórmulas de limpieza casera, estos componentes naturales potencian la acción de otros ingredientes, permitiendo la creación de soluciones que compiten en efectividad con algunos productos comerciales, pero sin los compuestos químicos agresivos y a una fracción de su costo.

Elaboración de un desinfectante multiusos natural

La preparación de un limpiador natural a base de cáscara de mandarina y vinagre es un proceso sencillo que requiere de mínimos elementos. Este producto final es ideal para la limpieza de pisos y diversas superficies, dejando un agradable aroma cítrico y un brillo característico.

El procedimiento detallado es el siguiente:

  • Se deben pelar aproximadamente dos mandarinas, reservando sus cáscaras. Es recomendable utilizar frutas de origen conocido, preferentemente orgánicas, para evitar residuos de pesticidas.
  • Las cáscaras deben cortarse en trozos de tamaño medio para facilitar la liberación de sus aceites esenciales.
  • En un frasco de vidrio previamente esterilizado, se colocan los trozos de cáscara y se cubren con 100 mililitros de vinagre blanco.
  • La mezcla debe sellarse herméticamente. Se sugiere cubrir la boca del recipiente con papel film antes de colocar la tapa para asegurar un cierre perfecto que impida el ingreso de aire.
  • El frasco debe almacenarse en un lugar fresco y seco, alejado de la luz solar directa, por un período de entre cinco y diez días. Este reposo permite una maceración efectiva, donde los ácidos del vinagre y los compuestos de la cáscara se integran.
  • Cumplido el tiempo de espera, el líquido debe ser colado para separar y desechar los sólidos, obteniendo así una solución líquida pura lista para ser utilizada.

Desarrollo de un aromatizante ambiental casero

Además de su uso como desinfectante, las cáscaras de mandarina son la base perfecta para elaborar un aromatizante natural para interiores. Este método no solo perfuma los espacios de manera agradable, sino que también ayuda a neutralizar olores desagradables.

La elaboración de este ambientador se realiza mediante una infusión caliente:

  • Se colocan las cáscaras de dos o tres mandarinas en una cacerola con agua a temperatura ambiente.
  • Para enriquecer el aroma, se pueden agregar especias como canela en rama y clavos de olor. El estudio también menciona la posibilidad de incorporar otras plantas aromáticas, como el diente de león o, en temporada, flor de cempasúchil, para crear blends únicos.
  • La mezcla se calienta a fuego medio hasta alcanzar el punto de ebullición.
  • Una vez que hierve, se reduce el fuego al mínimo para que los ingredientes liberen sus esencias lentamente sin llegar a quemarse. El vapor aromatizado se difundirá por el ambiente, creando una sensación de frescura natural.

Esta práctica representa un ejemplo de cómo se puede reducir el desperdicio en el hogar, adoptando al mismo tiempo prácticas de consumo más conscientes y amigables con el medio ambiente al minimizar el uso de aerosoles y productos envasados.

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