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Cerveza con clamato, la popular “michelada”: ¿qué tan buena o mala es para la salud?

Su perfil de salud no es blanco o negro; presenta una combinación de beneficios potenciales y riesgos considerables, que dependen en gran medida de la frecuencia de consumo.

Cerveza con clamato, la popular “michelada”: ¿qué tan buena o mala es para la salud?

La michelada, una bebida emblemática de la cultura mexicana, es una mezcla de cerveza, limón, sal, salsas (como la inglesa y la picante) y otros aditamentos. Su perfil de salud no es blanco o negro; presenta una combinación de beneficios potenciales y riesgos considerables, que dependen en gran medida de la frecuencia de consumo, los ingredientes específicos y la cantidad servida.

Posibles aspectos “benéficos” (Con matices)

  1. Hidratación relativa: En comparación con el consumo de cerveza sola, la michelada, al contener sal (cloruro de sodio) y el jugo de limón (electrolitos como potasio), puede ayudar a una mejor retención de líquidos y a la reposición de electrolitos perdidos, por ejemplo, a través del sudor. Sin embargo, es crucial entender que no es una bebida hidratante óptima como el agua o las soluciones de rehidratación oral. La presencia de alcohol tiene un efecto diurético, que en exceso puede contrarrestar este beneficio.
  2. Antioxidantes del limón: El jugo de limón fresco es una fuente de vitamina C y flavonoides, compuestos con conocidas propiedades antioxidantes que ayudan a combatir el estrés oxidativo en el células. Este es, quizás, el componente más saludable de la bebida.
  3. Control de la ingesta de alcohol: Para algunas personas, el sabor fuerte y salado de la michelada puede ralentizar el ritmo de consumo en comparación con tomar cerveza sola, potencialmente llevando a un menor consumo total de alcohol por sesión.
Cerveza con clamato, la popular “michelada”: ¿qué tan buena o mala es para la salud?

Riesgos y aspectos negativos (Los más predominantes)

  1. Alto contenido de sodio: Este es el riesgo principal. La combinación de sal en el borde del vaso, salsa de soya o inglesa (rica en sodio) y las salsas picantes comerciales puede elevar el contenido de sodio de una michelada a niveles muy altos.
    1. Consecuencias: Un consumo excesivo de sodio está directamente vinculado a la hipertensión arterial, un factor de riesgo clave para enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. También puede contribuir a la retención de líquidos y la hinchazón.
    2. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir menos de 5 gramos de sal al día. Una sola michelada grande y bien preparada puede contener una fracción significativa de este límite diario.
  2. Consumo de alcohol: La base de la michelada es la cerveza, por lo que contiene etanol. El consumo de alcohol, incluso en niveles moderados, está asociado a diversos riesgos para la salud.
    1. Consecuencias: Aumento de calorías vacías (contribuyendo al aumento de peso), riesgo de daño hepático, dependencia, y aumento del riesgo de varios tipos de cáncer (como el de mama, hígado, boca y colon). El National Cancer Institute (NCI) de EE. UU. afirma claramente que cuánto más alcohol bebe una persona, mayor es su riesgo de desarrollar cáncer.
    2. La OMS también clasifica el alcohol como un carcinógeno del Grupo 1, el nivel de riesgo más alto.
  3. Azúcares y aditivos ocultos: Muchas salsas picantes, mezclas preparadas en polvo (como el clamato o el chamoy líquido) y aditamentos contienen altos niveles de azúcares añadidos, jarabe de maíz de alta fructosa y conservantes.
    1. Consecuencias: Estos ingredientes aumentan la carga calórica y pueden contribuir al aumento de peso, la resistencia a la insulina y un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
  4. Acidez y salud gástrica: La alta acidez del limón y el tomate (si se incluye) combinada con el alcohol y las especias puede irritar la mucosa gástrica, provocando o exacerbando síntomas de acidez estomacal, reflujo gastroesofágico o gastritis en personas susceptibles.

Recomendaciones

La michelada no es una bebida “saludable” en el sentido estricto de la palabra debido a su contenido de alcohol y sodio. Sin embargo, consumida de forma esporádica y consciente, puede ser parte de un estilo de vida social sin generar mayores consecuencias para una persona sana.

Para minimizar los riesgos:

  • Moderación: Es la clave. Disfrútala como un gusto ocasional, no como una bebida de consumo diario.
  • Preparación casera: Prepárala en casa para controlar los ingredientes. Usa limón fresco, reduce la cantidad de sal, elige salsas bajas en sodio y evita los polvos y mezclas comerciales azucaradas.
  • Alternativas más saludables: Para la hidratación después del ejercicio, opta por agua de coco o bebidas electrolíticas sin alcohol y bajas en azúcar.
  • Contexto: Una persona con diagnóstico de hipertensión, problemas cardíacos, gastritis o diabetes debe evitar o extremar las precauciones con esta bebida.

En resumen, la michelada es una bebida culturalmente rica y refrescante, pero su perfil nutricional está lejos de ser ideal. El juicio sobre si es “buena” o “mala” para la salud depende entirely de la dosis, la frecuencia y el estado de salud individual del consumidor.

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