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Buscan alternativas para el futuro

Ante los retos de los cultivos tradicionales, agricultores sonorenses e investigadores apuestan por nuevas opciones como las oleaginosas, que requieren menos agua, presentan mayor rentabilidad y responden a la demanda del mercado nacional.

Buscan alternativas para el futuro

En Sonora, la búsqueda de alternativas agrícolas que permitan reducir la dependencia de cultivos tradicionales como trigo y maíz ha llevado a productores e investigadores a explorar nuevas opciones, que respondan a los desafíos de la agroindustria.

Dentro de tales alternativas destacan las oleaginosas, impulsadas por su capacidad de generar valor en la industria alimentaria y por su eficiencia en el uso de recursos como el agua.

Cifras del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) indican que en la región, existen alrededor de 350 mil hectáreas que cada ciclo agrícola se destinan mayormente al trigo.

Sin embargo, los bajos precios, la falta de agua, los problemas fitosanitarios y los impactos de las heladas han hecho evidente la necesidad de diversificación, por lo que expertos consideran prioritario realizar una conversión productiva para lograr una agricultura sustentable.

Canola como opción

Néstor Alberto Aguilera Molina, doctor investigador del área de Entomología y Oleaginosas del Inifap, explicó que una de las opciones con mayor viabilidad es el cultivo de oleaginosas como la canola, debido a que en México existe un déficit de aceites vegetales que obliga a la importación.

“Este tipo de cultivos representa una alternativa, pues se pueden usar para producir aceite de consumo humano con características benéficas para la salud, además de contribuir a reducir las importaciones”, indicó.

Dentro de las ventajas agronómicas de este cultivo, Aguilera destacó que se trata de una planta de bajo requerimiento hídrico, que utiliza apenas entre el 50 y 60% del agua que consume el trigo.

“Ésa es su principal fortaleza. Es de ciclo relativamente corto, presenta pocas enfermedades y las plagas son mínimas y manejables, principalmente los pulgones, que se pueden controlar con las mismas estrategias que en el trigo”, expuso.

La investigación realizada por el Inifap en el Valle del Yaqui ha permitido identificar materiales adaptados a la región, como las variedades nacionales Centenario y Aztecan, que fueron liberadas hace más de una década y que han demostrado rendimientos competitivos.

Bajo condiciones de fecha tardía, las parcelas experimentales registraron promedios de hasta tres y media toneladas por hectárea, cifra considerada alta para las condiciones locales.

Productores cooperantes

A la par de estos esfuerzos, productores de la región han comenzado a experimentar con semillas híbridas desarrolladas en Estados Unidos y Canadá.

El agricultor Juan Francisco Souque Campoy, de tercera generación en la actividad agrícola, relató que recientemente viajó a Spokane, Washington para conocer los avances tecnológicos en canola y validar la adaptación de variedades en suelos sonorenses.

“Antes había problemas con la canola porque las vainas se reventaban y se perdía rendimiento. Hoy, gracias a la investigación, esos detalles ya están resueltos.

“Nosotros evaluamos varias parcelas y obtuvimos resultados muy positivos con materiales como la NCC-101S. Para el próximo ciclo planeamos establecer unas 4 mil 500 hectáreas con este híbrido y seguir evaluando nuevas variedades”, explicó.

Más opciones

Además de la canola, otros cultivos como el cártamo y el girasol forman parte de los ensayos de diversificación agrícola; el cártamo, ya considerado tradicional en algunas regiones, ha mostrado rendimientos de hasta 4.5 toneladas por hectárea en condiciones favorables.

Respecto al girasol, aunque atractivo por su demanda, enfrenta limitantes en plagas y daños ocasionados por aves.

El costo-beneficio de las oleaginosas también resulta atractivo: de acuerdo con datos del Inifap, el costo de producción de la canola ronda los 20 mil pesos por hectárea, con rendimientos de 2.5 toneladas y un precio de 500 dólares por tonelada.

Sin embargo, la adopción de estas alternativas no está exenta de retos: para el investigador Aguilera Molina, la tecnología para establecer los cultivos está disponible, pero factores externos como la disponibilidad de agua y la certeza en la comercialización siguen siendo determinantes.

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