Vivir cerca de áreas verdes reduce el riesgo de autismo y TDAH en niños, según estudio
Una investigación halló que la exposición temprana a entornos naturales, incluso desde el embarazo, está relacionada con un menor riesgo de trastornos del neurodesarrollo en niños

Un estudio reciente publicado en la revista Environment International sugiere que vivir cerca de espacios verdes podría disminuir significativamente el riesgo de desarrollar trastornos del neurodesarrollo, como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y el autismo, tanto en el embarazo como en los primeros años de vida.
Vivir cerca de espacios verdes reduce riesgo de autismo y TDAH en niños
La investigación, retomada por el medio Infobae, analizó información de más de 1.8 millones de binomios madre-hijo inscritos en el sistema Medicaid de varios estados de Estados Unidos. Utilizando imágenes satelitales y códigos postales, los científicos evaluaron la cercanía de las residencias a áreas verdes y su relación con la salud neurológica infantil.
Los resultados revelan que los hijos de mujeres que vivían cerca de zonas naturales durante el embarazo tenían un 34% menos riesgo de discapacidad intelectual y un 17% menos de desarrollar autismo. Además, los niños que permanecieron en entornos similares durante su infancia temprana mostraron un 19% menos de probabilidades de tener problemas de aprendizaje.

La doctora Stefania Papatheodorou, investigadora principal del estudio y profesora asociada de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Rutgers, explicó que estos beneficios se observaron en distintos periodos: antes de la concepción, durante la gestación y en los primeros años de vida.
“Las asociaciones fueron más pronunciadas entre los niños que viven en áreas urbanas, lo que sugiere un beneficio potencialmente mayor donde los espacios verdes son limitados”, indicó.
Beneficios de vivir cerca de áreas verdes
Aunque los mecanismos aún no se comprenden del todo, se plantea que los entornos naturales podrían reducir el estrés, mejorar la salud mental de la madre, disminuir la exposición a ruidos y temperaturas extremas, y fomentar la interacción social, factores que en conjunto favorecerían el desarrollo cerebral.
Los investigadores destacaron que los efectos positivos fueron más evidentes en familias que habitan zonas urbanas y en comunidades negras o hispanas, lo que apunta a un posible impacto equitativo en la salud pública si se amplía el acceso a estos espacios.
Finalmente, los autores aclararon que el estudio no demuestra una relación causal directa, sino una asociación significativa. Las futuras investigaciones buscarán entender mejor cómo distintos tipos de espacios verdes (como parques, senderos o áreas recreativas) podrían influir de manera específica en el neurodesarrollo infantil.
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