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¿Qué tan malo es el esmalte de uñas?

Dermatólogos desmienten la creencia de que las uñas “respiran” y advierten sobre prácticas que podrían afectar su apariencia o causar daño, como el uso prolongado de esmalte o su remoción agresiva.

¿Qué tan malo es el esmalte de uñas?

La idea de que las uñas necesitan “respirar” es un mito ampliamente difundido, pero sin fundamento científico. De acuerdo con el Dr. Chris Adigun, dermatólogo especializado en salud ungueal con sede en Chapel Hill, Carolina del Norte, “las uñas no tienen pulmones”. Esta aclaración fue dada en un reporte del diario The New York Times, en el que se detallan las verdaderas causas detrás de los cambios visibles en las uñas tras el uso de esmalte.

Efectos no dañinos, pero visibles

Aunque el esmalte de uñas tradicional no daña directamente la superficie ungueal, los especialistas señalan que mantenerlo por periodos prolongados puede generar efectos estéticos no deseados. Según el Dr. Adam Rubin, dermatólogo de NYU Langone Health, algunos tonos, especialmente los oscuros, pueden dejar manchas en la lámina ungueal. Además, cuando se conserva el esmalte durante semanas, es común la aparición de pequeñas manchas blancas conocidas como granulaciones de queratina, resultado de la deshidratación.

La Dra. Anisha Patel, del MD Anderson Cancer Center en Houston, explica que estas granulaciones suelen ser inofensivas y más frecuentes en las uñas de los pies, aunque pueden confundirse con infecciones fúngicas superficiales. Para prevenir su formación, se recomienda aplicar una base protectora antes del esmalte y mantener la hidratación diaria con cremas, aceites o vaselina, especialmente entre aplicaciones.

Esmalte de uñas

En contraste, lo que realmente puede dañar la estructura ungueal es la forma en que se retira el esmalte. Raspar o desprender el producto manualmente puede debilitar las capas de la uña. Además, el uso de quitaesmaltes con acetona puede provocar sequedad extrema. Por ello, los dermatólogos aconsejan optar por fórmulas sin acetona cuando sea posible.

Una atención especial merecen las manicuras en gel. Su remoción generalmente requiere inmersión en acetona, lo que favorece la fragilidad. Además, este tipo de esmalte puede causar reacciones alérgicas y, debido al uso de luz ultravioleta en su aplicación, se ha vinculado con riesgos como el envejecimiento prematuro de la piel o el desarrollo de cáncer, según la Academia Estadounidense de Dermatología.

Riesgos y señales de alerta: ¿cuándo consultar a un dermatólogo?

Los especialistas recomiendan hacer pausas de al menos una a dos semanas entre cada manicura en gel, permitiendo así que las uñas se recuperen. Durante este tiempo, es fundamental observar cualquier alteración inusual.

Entre las señales de alerta que ameritan una consulta médica se encuentran las estrías oscuras, dolor, levantamiento de la uña, engrosamiento, decoloración amarilla o marrón, así como signos de infección o cambios estructurales que podrían estar relacionados con afecciones como hongos o psoriasis ungueal.

Finalmente, los dermatólogos recomiendan acudir a una revisión anual para evaluar la salud de la piel y las uñas. “Pedimos a nuestros pacientes que al menos una vez al año acudan sin esmalte, para poder examinar adecuadamente sus uñas”, concluyó la Dra. Patel.

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