Esto dice la ciencia sobre lo que comes cuando estás triste

Comer cuando estás triste no es simplemente una cuestión de antojo o debilidad de voluntad. Tu cuerpo, y especialmente tu cerebro, activan mecanismos químicos específicos que buscan consuelo inmediato. La ciencia ha encontrado que hay patrones bastante definidos entre las emociones y lo que decides poner en tu plato.

Tu cuerpo no quiere ensalada, quiere serotonina

Cuando atraviesas un momento de estrés, ansiedad o tristeza, el cerebro reduce la producción de serotonina, el neurotransmisor que regula el estado de ánimo. Como respuesta, el cuerpo busca alimentos ricos en azúcar y carbohidratos refinados porque ayudan a liberar serotonina de forma rápida (aunque temporal).

Estudios publicados en el Journal of Clinical Nutrition han demostrado que los carbohidratos simples activan áreas cerebrales asociadas con la recompensa y el alivio emocional. Por eso el pan dulce, el chocolate o las papas fritas son tan populares en momentos bajos.

Pero hay un detalle importante: esa sensación de alivio es breve y muchas veces viene acompañada de culpa o malestar digestivo, lo que puede generar un círculo vicioso.

¿Qué recomienda la ciencia para estos momentos?

Expertos en salud mental y nutrición sugieren que no se trata de evitar por completo el “comfort food”, sino de entender por qué lo necesitas y aprender a gestionarlo. Algunas estrategias:

• Identificar el detonante: ¿estás triste, ansiosa o solo aburrida?
• Buscar alternativas con más beneficios nutricionales (como plátano, chocolate oscuro, avena).
• No satanizar los antojos, pero tampoco usarlos como única herramienta de consuelo.

La comida es emocional por naturaleza. Lo importante es reconocer cuándo estás comiendo para llenar un vacío emocional, y cuándo estás realmente nutriendo tu cuerpo.