Igualdad para todos

En Sonora, el verdadero progreso no se mide en carreteras o estadísticas, sino en la capacidad del Estado para garantizar dignidad, derechos y bienestar a todas las personas, sin importar su condición; la igualdad de género ya no puede ser un anexo en la política pública: es una base desde la cual se transforma la vida en comunidad.

Lo mismo ocurre con la protección activa y el respeto pleno a los derechos humanos, que deben ser guía, y no límite, en cada acción institucional.

Personas adultas mayores, pueblos originarios y personas con discapacidad han vivido por años una exclusión silenciosa; no basta con escuchar sus demandas: es deber del gobierno colocarlas al centro del diseño y ejecución de políticas.

Atenderlos es un acto de justicia social que reconoce su valor, su historia y su aporte a nuestra identidad colectiva: la actualización del Plan Estatal de Desarrollo es la oportunidad para reafirmar que en Sonora se construye un modelo de desarrollo donde todos caben.

Un gobierno verdaderamente empático transforma estructuras, para que quienes antes fueron invisibles hoy sean protagonistas de un futuro más justo, más humano, y más sonorense.

La inclusión no es una meta: es un principio rector; ahí es donde empieza el desarrollo, en escuchar e incluir.