La demencia podría tener sus raíces desde la infancia, revela estudio
Un estudio destaca que casi la mitad de los casos de demencia podrían prevenirse si se abordan desde etapas tempranas de la vida.
Más de 60 millones de personas viven actualmente con demencia en el mundo, siendo el Alzheimer la forma más común, de acuerdo con cifras recientes compartidas por el medio Infobae. La Sociedad Española de Neurología (SEN) advierte que, de continuar esta tendencia, para el año 2050 podrían registrarse cerca de un millón de casos solo en España.
Investigaciones recientes han señalado que alrededor del 45% de los casos podrían evitarse si se redujera la exposición a 14 factores de riesgo modificables, en su mayoría relacionados con el estilo de vida. Estos incluyen hábitos como una dieta inadecuada, la falta de actividad física, el consumo de tabaco y el sobrepeso, factores que pueden comenzar a desarrollarse desde la adolescencia y consolidarse en la adultez.
La infancia como etapa determinante
Sin embargo, científicos como Scott Chiesa, del Alzheimer’s Research UK, advierten que las estrategias de prevención enfocadas únicamente en la mediana edad podrían ser insuficientes. Estudios emergentes sugieren que intervenir desde la infancia (e incluso desde el periodo prenatal) podría tener un impacto más significativo en la salud cerebral a largo plazo.
Durante los primeros años de vida, el cerebro atraviesa etapas clave de desarrollo. De acuerdo con investigaciones longitudinales, problemas como la obesidad y la hipertensión pueden establecerse desde la juventud, lo que complica su reversión en etapas posteriores. Prevenir estos factores desde el inicio permitiría una mejor protección contra la demencia en la vejez.
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Un enfoque de vida completa
Además, hallazgos en neurociencia sugieren que ciertos cambios estructurales en el cerebro vinculados a la demencia están más relacionados con exposiciones tempranas a factores de riesgo que con el estilo de vida actual de una persona. Este enfoque refuerza la idea de que la prevención debe ser un proceso continuo que abarque toda la vida.
En este contexto, expertos proponen implementar políticas públicas de salud y estrategias educativas que promuevan la salud cerebral desde edades tempranas.