¿Es buena el agua con o sin gas? Médico revela cuál es mejor para la salud
Aunque ambas hidratan por igual, el agua con gas presenta ventajas digestivas y algunas precauciones para personas con trastornos gástricos, según especialistas.

Durante años, el agua con gas ha sido considerada una bebida elegante y refrescante, presente tanto en cenas formales como en despensas domésticas. Su efervescencia característica proviene del dióxido de carbono añadido a presión, aunque también existe de forma natural en ciertos manantiales con gasificación propia. Sin embargo, su creciente popularidad ha dado pie a diversas creencias sin respaldo científico, como que debilita los huesos o que no hidrata adecuadamente.
Diferencias entre agua con gas y agua sin gas
Según un reporte de Infobae, expertos del laboratorio farmacéutico Cinfa han aclarado en sus redes sociales que el agua con gas y la natural comparten una composición básica muy similar: ambas están libres de calorías y azúcares, y no contienen cantidades significativas de sodio si no se les agregan otros ingredientes. Por lo tanto, ambas opciones son efectivas para la hidratación diaria.

No obstante, el especialista Julio Maset subraya que, aunque saludables, no son intercambiables en todos los contextos. El agua con gas tiene propiedades específicas que la hacen útil en ciertos casos: favorece la digestión, alivia la sensación de pesadez tras comidas copiosas y puede generar una mayor sensación de saciedad, lo cual resulta beneficioso para quienes buscan controlar su apetito.
Algunas variedades también aportan minerales como calcio, magnesio o bicarbonato.
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Posibles contraindicaciones: ¿es una alternativa saludable?
Pese a estos beneficios, el agua carbonatada no es recomendable para todas las personas. Maset advierte que quienes padecen reflujo gastroesofágico o síndrome del intestino irritable podrían experimentar molestias debido a la acidez que genera el dióxido de carbono, que forma ácido carbónico. Aunque este efecto no afecta a personas sanas, puede agravar síntomas en quienes tienen sensibilidad gástrica.
Otra consideración importante es su impacto en la salud bucal. Algunos especialistas alertan que, al ser más ácida, el consumo frecuente podría contribuir a la erosión del esmalte dental. Por ello, se sugiere ingerirla durante las comidas y con moderación.
En conclusión, el agua con gas puede ser una opción saludable dentro de una dieta equilibrada, especialmente como sustituto de refrescos o bebidas azucaradas.
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