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¿Qué necesitas saber para que el baño María funcione de verdad?

La técnica consiste en colocar un recipiente con el alimento dentro de otro más grande que contiene agua caliente.

¿Qué necesitas saber para que el baño María funcione de verdad?

Dominar la repostería es, en muchos sentidos, entender cómo y cuándo aplicar ciertas técnicas que marcan la diferencia entre un resultado aceptable y uno realmente extraordinario. Una de esas técnicas fundamentales —y casi mágica— es el baño María. Esta forma de cocción lenta y uniforme se ha ganado un lugar especial en la cocina dulce, desde flanes y cheesecakes hasta delicadas ganaches de chocolate.

La alquimia detrás de un postre perfecto

El baño María no es un invento moderno, ni mucho menos. Se remonta a entre los siglos I y III, y lo más interesante es que su invención se le atribuye a una mujer: María la Judía, considerada la primera mujer alquimista de la historia. Su intención no era precisamente crear flanes, sino destilar sustancias aromáticas en antiguos laboratorios. Sin embargo, su ingenioso método de controlar el calor de forma indirecta fue tan eficaz que trascendió los siglos y se adaptó a la cocina, la farmacia y hasta la cosmética.

¿Cómo funciona el baño María?

La técnica consiste en colocar un recipiente con el alimento dentro de otro más grande que contiene agua caliente. Este método permite una cocción mucho más suave y uniforme, ya que el agua actúa como un amortiguador térmico, evitando los cambios bruscos de temperatura que pueden arruinar texturas delicadas.

Para que el baño María funcione correctamente, hay que cuidar varios detalles:

  • El tamaño de los recipientes debe permitir que uno encaje dentro del otro sin tocar el fondo.
  • La cantidad de agua debe ser suficiente para rodear el recipiente interior sin que se derrame.
  • El control del horno o de la estufa es clave para que la cocción sea constante y pareja.

Postres que no serían lo mismo sin esta técnica

Aunque puede parecer una técnica sencilla, su impacto es profundo. El baño María permite que las preparaciones adquieran texturas suaves, sedosas y bien cocidas por dentro, sin llegar a secarse o agrietarse. Entre los clásicos que dependen de este método se encuentran:

  • Cheesecakes horneados
  • Flanes
  • Natillas
  • Budines
  • Soufflés
  • Ganaches y salsas dulces

Cada uno de estos postres aprovecha el calor envolvente del agua para lograr esa consistencia que se derrite en la boca. Sin el baño María, muchos de ellos no tendrían la misma elegancia ni la misma armonía en textura y sabor.

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Así que la próxima vez que saborees un flan casero o un cheesecake perfectamente horneado, recuerda que detrás de esa textura irresistible hay siglos de historia.

Con información de Gourmet de México.

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