¿La pancita es buena o mala para la salud? Esto dicen los expertos
La pancita, no solo es un platillo tradicional mexicano, sino que posee propiedades nutricionales que han sorprendido a especialistas.
La pancita, también conocida como menudo o mondongo, no solo es un platillo tradicional mexicano, sino que posee propiedades nutricionales que han sorprendido a especialistas. Pese a la percepción común de que se trata de una comida poco saludable, su consumo moderado podría aportar beneficios importantes al organismo, según el portal gastronómico Directo al Paladar.
Este estofado, elaborado con el estómago de res o chivo, destaca por su preparación caldosa, especiada y picante. Es comúnmente consumido los fines de semana, especialmente como remedio casero para la resaca. Sin embargo, su valor nutricional radica en su composición: al provenir de una parte con alto contenido de tejido conectivo, la pancita es rica en colágeno, una proteína fundamental para la salud de la piel, las articulaciones y otros tejidos del cuerpo.
¿La pancita es buena para la salud?
El doctor en Bioquímica y Nutrición, Benjamín Ramírez, especialista en enfermedades crónicas, señala que el menudo “resulta una buena fuente de colágeno y proteínas de alta biodisponibilidad”, lo que lo ubica dentro del grupo de alimentos proteicos. Para maximizar sus beneficios, recomienda acompañarlo con leguminosas como garbanzos y grasas saludables como el aguacate, evitando mezclarlo con otras proteínas animales en la misma comida para no elevar los niveles de insulina.
Además de su carne, el caldo de la pancita también contiene nutrientes esenciales. Durante su cocción, que suele hacerse a alta presión y temperatura, se libera una cantidad significativa de colágeno. Esto puede comprobarse cuando el caldo se enfría y adquiere una textura gelatinosa, señal de una buena concentración de esta proteína en su forma más aprovechable por el cuerpo.
El consumo de pancita, cuando se realiza con moderación, aporta aminoácidos esenciales que ayudan a regenerar tejidos, fortalecer los músculos y mantener funciones vitales. A esto se suma la biodisponibilidad de sus nutrientes, es decir, la capacidad del cuerpo de absorberlos de manera eficiente, lo cual es clave para quienes buscan mejorar su recuperación física o preservar su masa muscular.
En conclusión, lejos de ser solo un platillo tradicional para “curar la cruda”, la pancita puede convertirse en un aliado nutricional cuando se consume de manera consciente, equilibrada y dentro de una dieta variada.