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El abc de la Kombucha

Conoce las bondades de esta milenaria bebida fermentada, Cómo se elabora y por qué ha ganado adeptos.

El abc de la Kombucha

Por sus beneficios a la salud, los fermentados han cobrado especial relevancia en las últimas décadas.

Particularmente, la kombucha, una bebida que se supone originada en Manchuria, China, hace más de 2 mil 200 años, ha ganado espacio en anaqueles de supermercados, farmacias, tiendas especializadas… hay incluso quienes se atreven a elaborarla artesanalmente en casa.

Para estar claros, la kombucha resulta de un proceso de fermentación: el té (infusión de Camellia sinensis), generalmente negro o verde, endulzado con azúcar, se somete a la acción biológica de un cultivo simbiótico, mejor conocido como SCOBY (acrónimo de Symbiotic Colony Of Bacteria and Yeast), también llamado hongo o madre de kombucha, en analogía a la masa madre.

Ese cultivo simbiótico se compone de bacterias del ácido acético y del ácido láctico, además de levaduras, que harán posible tres tipos de fermentación: alcohólica, láctica y acética. En presencia de oxígeno, a esos microorganismos les toma de 7 a 10 días convertir el azúcar y el té en una bebida refrescante, ligeramente carbonatada y de una acidez característica, con 14 aminoácidos, vitaminas y enzimas hidrolíticas.

Haz el intento

Para fermentar tus primeros litros, puedes encontrar algunos kits de principiante en línea o armarte con lo básico:

Ingredientes:

Agua filtrada + Hojas de té verde o negro + Azúcar + 1 frasco de vidrio esterilizado + Scoby + 1 paño limpio de manta de cielo, para tapar + 1 liga

Preparación:

Calentar el agua y apagar el fuego poco antes de romper el hervor. Añadir las hojas de té y dejar infundir de 10 a 20 minutos. Colar y endulzar. Asegúrate de disolver por completo el azúcar. Cubrir la cazuela con un paño limpio y dejar enfriar. Verter con cuidado en el frasco hasta llenar 2/3 partes.

Colocar el SCOBY. Tapar con el paño y fijarlo al cuello del frasco con la liga. Colocar en una alacena o gabinete alejado de la luz y el sol, donde pueda permanecer a una temperatura entre 21 y 26 °C. Monitorear la fermentación y comenzar a probar el resultado a los 10 días. Una vez alcanzado el punto de acidez y sabor desea[1]do, conservar en refrigeración.

Las características de una buena kombucha:

Es una bebida viva, no pasteurizada ni filtrada.

Su efervescencia es natural, no carbonatada. Posee un característico sabor ácido, no dulce.

Usualmente se produce en pequeños lotes. Sí, tiene contenido alcohólico, usualmente menor al 0.5%.

Beneficios para la salud

Por su contenido de aminoácidos, vitaminas, enzimas, minerales. La kombucha regala al organismo múltiples beneficios:

Gracias a su contenido de probióticos, equilibra la flora intestinal y, por lo tanto, normaliza la función digestiva y favorece al sistema inmune.

Su aporte de polifenoles es aliado contra el envejecimiento, reduce la inflamación, la presión arterial, los niveles de colesterol y el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

El ácido glucurónico, uno de sus principales componentes, desintoxica y mejora funciones hepáticas y renales, es auxiliar en el tratamiento y prevención de la diabetes.

Se le atribuye también la capacidad de mejorar la salud del cabello, la piel y las uñas, además de la reducción de trastornos menstruale

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