Los 'químicos para siempre' están en todas partes: Esto es lo que necesita saber sobre ellos

Ya sea que haya oído hablar de ellos antes o no, los "químicos para siempre" nos rodean. Las alfombras resistentes a las manchas, las sartenes antiadherentes, el rímel e incluso algunos envases de alimentos contienen estos productos químicos. Pero si bien estos productos nos pueden ser muy útiles, los químicos que contienen tienen un lado más oscuro. Las investigaciones han demostrado que están relacionados con problemas de salud, incluido el cáncer. Y un estudio reciente incluso sugirió que la exposición en el útero a sustancias químicas para siempre puede afectar el conteo y la calidad de los espermatozoides de un hombre más adelante en la vida.

Esto es lo que debe saber sobre ellos.

¿Qué son los productos químicos para siempre?

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Los productos químicos para siempre son una clase de productos químicos conocidos colectivamente como sustancias alquílicas perfluoradas y polifluoradas (PFAS), que se introdujeron por primera vez en la década de 1940.

Su alta estabilidad térmica y química, junto con su capacidad para repeler la grasa y el agua, hacen que estos productos químicos sean especialmente adecuados para una variedad de usos comerciales y de ingeniería. Como tales, se pueden encontrar en muchos productos de consumo, como maquillaje, extintores de incendios, envoltorios de comida rápida, textiles, repelentes de manchas y productos electrónicos. El número real de PFAS en circulación en todo el mundo aún no se ha definido, aunque según algunos recursos, este número supera con creces los 4700 productos químicos.

La razón por la que los PFAS se denominan productos químicos para siempre es porque persisten en el medio ambiente durante décadas. Por ejemplo, tomaría aproximadamente 400 años descomponer solo 500 mg (aproximadamente el equivalente a una tableta de paracetamol) de un tipo de químico permanente llamado ácido sulfónico de perfluorooctano (PFOS). Este químico se usó una vez como repelente de manchas en aerosol para textiles. La misma cantidad de otro químico eterno conocido como ácido perfluorooctanoico (PFOA) tardaría 800 años en descomponerse. Este químico se utilizó en la fabricación de sartenes antiadherentes.

Dado que los PFAS se utilizan en tantos artículos cotidianos, también significa que pueden llegar al sistema de alcantarillado durante el lavado o al vertedero después de su eliminación, lo que puede permitir que terminen en los ríos. También se sabe que se acumulan en plantas y animales a medida que avanzan en la cadena alimentaria, por lo que pueden terminar en los alimentos que comemos, como la leche y los huevos.

Por ejemplo, la investigación de 2014 y 2019 mostró rastros de PFOA y PFOS, que no se han producido comercialmente en Europa durante más de una década, todavía estaban presentes en la mayoría de los ríos, lagos y aguas subterráneas del Reino Unido. En 2021, también se detectó PFOS en el agua potable en Cambridgeshire. La fuente de la contaminación no estaba clara, pero puede haber sido por el uso histórico de espuma contra incendios de un aeródromo cercano.

Estos contaminantes incluso se han encontrado en partes del mundo que antes eran vírgenes, lejos de donde se fabricaban o usaban. Esto ha creado un inmenso desafío ambiental que no respeta las fronteras nacionales. Y debido a su extrema persistencia, es probable que estos contaminantes afecten negativamente a las generaciones futuras.

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Problemas de salud

Así como las PFAS tardan mucho tiempo en descomponerse en el medio ambiente, los productos químicos para siempre también pueden permanecer dentro de nuestros cuerpos durante mucho tiempo, posiblemente incluso décadas. También pueden acumularse en nuestro cuerpo cuanto más entramos en contacto con ellos.

La investigación muestra que los PFAS están implicados en muchas enfermedades diferentes, con estudios que los vinculan con el cáncer testicular y de riñón, problemas de tiroides, obesidad, trastornos reproductivos y problemas de desarrollo en el feto. También pueden elevar los niveles de colesterol, actuar como inmunosupresores y reducir la eficacia de las vacunas. La investigación también ha demostrado que se ha detectado PFAS en los cordones umbilicales.

Solo dos PFAS han sido prohibidos en Europa hasta el momento. Pero seis más están actualmente bajo revisión, incluidos los productos químicos utilizados en insecticidas y pinturas, debido a sus riesgos para la salud.

Sin embargo, incluso si pudiéramos recolectar toda la contaminación por PFAS en el mundo, no hay forma de eliminarlos de manera segura. Estos contaminantes no son biodegradables y térmicamente muy estables. Incluso a las altas temperaturas de incineración, se descomponen en sustancias tóxicas y corrosivas o fluorocarbonos, que son potentes gases de efecto invernadero, y su eliminación debe controlarse cuidadosamente. Esto hace que la regulación de estos productos químicos sea aún más importante de lo que ya es.

Como consumidores, podemos reducir la cantidad de productos químicos para siempre que llegan al medio ambiente (y a nuestros cuerpos) tratando de comprar productos que no contengan productos químicos para siempre. Antes de comprar textiles impermeables o resistentes a las manchas, lea la etiqueta para asegurarse de que no hayan sido tratados con PFAS. Mejor aún, busque productos etiquetados como libres de PFC, PFOS y PFOA. También tenga cuidado de examinar elementos tales como envoltorios de comida rápida, cosméticos e hilo dental para estos ingredientes. Si aún no está seguro de qué buscar, también puede consultar en línea utilizando este recurso que puede decirle qué productos cotidianos están libres de productos químicos para siempre.

Artículo original publicado en The Conversation