Frida Kahlo: Alegoría del dolor en el arte de su vida
La obra de la artista muestra de manera cruda, sucesos que marcaron su vida y que por supuesto, marcaron también la historia del arte en México.

TIJUANA, BC.- Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón es sin duda una de las figuras más emblemáticas en la historia del arte contemporáneo internacional.
Su obra, llena de contrastantes colores y simbolismos, es una autobiografía plástica con una visión cercana a su realidad. Muestran de manera cruda, sucesos que marcaron su vida y que por supuesto, marcaron también la historia del arte mexicano.
Ejemplo claro de ello son sus autorretratos, que lejos de mostrar un sentido hedonista, reflejan el constante dolor que la acompañaba, tanto físico como emocional; secuelas de una trágica infancia marcada por la poliomielitis, de un fatal accidente en su adolescencia que la mantuvo casi toda su vida postrada en una cama y por otros motivos de desamor y desencanto.
No estoy enferma. Estoy rota. Pero estoy feliz de vivir mientras pueda pintar”.
La columna rota
Uno de los cuadros más conocidos es "La columna rota" de 1945. Pintado poco tiempo después de que Frida se sometiera a una de las 32 intervenciones quirúrgicas que tuvo que soportar en su vida.
Dicha operación en la columna vertebral la mantuvo en cama y "encerrada" en un corsé metálico, que la ayudaría supuestamente a mejorar los malestares físicos.
El contexto se muestra de forma explícita en la mirada de la protagonista así como el sufrimiento simbolizado por los clavos.

Las secuelas que le dejó para siempre la colisión también se observan también en "El Venado herido" de 1946. En esa obra, la autora aparece retratada con la forma de un ciervo que lleva nueve flechas clavadas en el cuerpo, mientras que poco a poco se desangra.
El lienzo expresa su decepción, luego de una operación de su columna vertebral en Nueva York y de la cual esperaba que le curaría sus dolores de espalda, sin éxito.

Un año más tarde de su unión matrimonial con Diego Rivera, Frida sufrió el primero de tres abortos.
El dolor que le dejó la pérdida del primer bebé se evidencia en "Frida y la cesárea", un cuadro que comenzó a pintar en 1931 y que nunca terminó.

La cama volando
Frida Kahlo quedó embarazada a pesar de que los médicos le dijeron que después del accidente tal vez no podría tener hijos.
Derivado de ello sufrió un aborto natural que le causó una experiencia muy traumática, misma que la llevó a pintar esta obra; no poder tener hijos fue una de sus grandes frustraciones.
En el cuadro se ve a Frida acostada en una cama del Hospital Henry Ford sosteniendo tres filamentos de sangre ligados a seis imágenes:
Un feto que representa al Dieguito que tanto deseaba, una orquídea regalo de Diego, un caracol que alude a la lentitud del proceso, un torso femenino con el que pretendía explicar el interior de una mujer, una maquinaria inventada por Frida para explicar la parte mecánica del aborto y, por último, su pelvis fracturada, la razón de su condición.

Las dos Fridas
Frida vivió más de seis meses en el extranjero y a su regreso a México se divorció de Diego.
Según palabras de Frida, a la derecha se muestra la parte de su persona respetada y amada por Diego, que es la Frida mexicana vestida de tehuana, mientras que la de la izquierda se trata de una Frida más europea con un vestido victoriano de boda de encaje blanco: la mujer que Diego abandonó.
También entre otros detalles, la imagen del retrato del niño-Diego que sostiene en la mano la Frida casada está conectado mediante un arteria al corazón.
Sin embargo la arteria, que sale del corazón de la Frida europea, derrama sangre a causa de un corte de tijera, manchando el vestido blanco. Una acción que sirve de símbolo de la ruptura matrimonial y los diversos abortos de la artista Frida Kahlo.

Diego y yo
Se sabe de la relación destructiva que mantenía la artista con Diego Rivera y de las infidelidades que ambos cometieron.
El rostro del pintor en la frente significa que siempre está en sus pensamientos, mientras que los tres ojos denotan la admiración que siente por la inteligencia del muralista.

Unos cuantos piquetitos
Frida Kahlo se sintió traicionada al enterarse de que su hermana Cristina y Diego Rivera mantenían una relación y decide pintar este cuadro, pero no como autorretrato, sino que se inspira en un suceso tomado del periódico con el siguiente encabezado: un hombre, que había asesinado a su esposa, trató de excusarse en los juzgados diciendo que solo le había dado “unos cuantos piquetitos”.
Kahlo se quiso identificar con esta mujer cosida a puñaladas por su marido.

La máscara (de la locura) es un cuadro que se ha asociado a otra de las muchas infidelidades de Diego Rivera.
En este autorretrato, por primera vez Frida elude al espectador, a quien mira a través de los orificios de los ojos de una máscara que le permite ocultar su dolor. No es ella, sino el objeto el que posee un rostro totalmente diferente al suyo: el que llora.
Como siempre, ella no mostrará su sufrimiento, aunque lo hace evidente a través de esta pintura que, según indica en la aclaración del título, nos permite entender su grado de desesperación… hasta la locura.

La simbología empleada por Kahlo en la mayoría de su obra tiene su origen en la creencia muy arraigada en México de que, al concluir la vida terrenal, el alma está destinada a otro espacio espiritual.
Sin embargo puede que sea también un claro ejemplo de una mujer que halló en el arte una fuente de fortaleza y de vida.
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