Exposición relata la travesía del monolito de la diosa Xochiquetzal
El monolito de la diosa Xochiquetzal ha tenido grandes travesías en su haber: desde ser resguardada en el imperio de Maximiliano, sobrevivir a los convulsos tiempos revolucionarios o sufrir complejos traslados en carretas tiradas por bueyes a inicios del siglo XX.
Todo ello hasta que en un giro inesperado —producto de los sismos de 2017— fue devuelta en préstamo indefinido a su lugar de origen. Dar cuenta de esta historia es el objetivo de la exposición "Xochiquetzal: Una deidad de piedra en Xochicalco", exhibida en el Museo de Sitio de la Zona Arqueológica de Xochicalco, en Morelos.
La muestra temporal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), curada por la restauradora Elvira Pruneda Gallegos y por la museógrafa Enoé Mancisidor Pérez, es en esencia un acompañamiento a la Xochiquetzal y sus últimos 150 años.
Así lo explicó Elvira Pruneda, quien tras mencionar el simbolismo que Xochiquetzal tuvo en tiempos precortesianos como una deidad de la fertilidad, que permitía la germinación del maíz y las flores, refirió que la narrativa de la exposición parte de 1866.
Fue hasta 1887 cuando el antropólogo Eduard Seler visitó Xochicalco, leyó los símbolos inscritos en la escultura, e identificó en ella a Xochiquetzal. Un nuevo traslado de la pieza ocurrió a finales del siglo XIX, cuando ante el intento del arqueólogo Leopoldo Batres de llevarla al Salón de Monolitos del Museo Nacional, los pobladores de Tetlama la resguardaron dentro de su parroquia.
"En 1910, con motivo de las fiestas del Centenario de la Independencia de México, Batres solicitó de nuevo permiso a las comunidades, mismas que accedieron a cambio de que se les permitiera sembrar en las áreas aledañas a la zona arqueológica, sin embargo, la Revolución anuló este proceso".
La curadora de la muestra y bisnieta de Leopoldo Batres, destacó por medio de un comunicado, que a la pieza central del montaje la complementan entre 35 y 40 fotografías y documentos del archivo personal del arqueólogo porfiriano, que dan cuenta de las gestiones que realizó en la zona y de la labor de protección que se realizó en la zona de Xochicalco.
Recordó que fue Batres quien en el siglo XIX detuvo la extracción ilegal de las piedras labradas del Basamento de las Serpientes de Xochicalco, que se usaban como material de construcción en las haciendas cañeras de la región, y colocó guardias en la ciudad prehispánica; labor que redituó en el hallazgo, por parte de un custodio llamado Herculano Verazaluce, de un elaborado marcador en el Juego de Pelota Sur, que representa la cabeza de una guacamaya, y que está integrado fotográficamente a la exposición temporal.
La muestra "Xochiquetzal. Una deidad de piedra en Xochicalco" permanecerá en la Sala de Introducción y Exposiciones Temporales del Museo de Sitio de Xochicalco, hasta el próximo 1 de septiembre.