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El Imparcial / Estilos / José Emilio Pacheco

Los poemas más memorables de José Emilio Pacheco

Poeta, narrador, ensayista y traductor,

José Emilio Pacheco

es uno de los escritores más importantes de la literatura mexicana del siglo XX.



Su obra poética es reconocida por la depuración extrema de elementos ornamentales en donde destaca su compromiso social con su país; así como los temas sobre la vida, el paso del tiempo y la muerte.



De su extensa obra, destacan los títulos: Los elementos de la noche (1963); Miro la tierra (1986); No me preguntes cómo pasa el tiempo (1969); Los trabajos del mar (1984) y Ciudad de la memoria (1989).



A cinco años de su fallecimiento, recordamos al escritor con sus poemas más memorables.



"Presencia"


¿Qué va a quedar de mí cuando me muera


sino esta llave ilesa de agonía,


estas pocas palabras con que el día,


dejó cenizas de su sombra fiera?


¿Qué va a quedar de mí cuando me hiera


esa daga final? Acaso mía


será la noche fúnebre y vacía


que vuelva a ser de pronto primavera.


No quedará el trabajo, ni la pena


de creer y de amar. El tiempo abierto,


semejante a los mares y al desierto,


ha de borrar de la confusa arena


todo lo que me salva o encadena.


Más si alguien vive yo estaré despierto.



"Los elementos de la noche"


Bajo el mínimo imperio que el ver no ha roído


se derrumban los días, la fe, las previsiones.


En el último valle la destrucción se sacia


en ciudades vencidas que la ceniza afrenta.


La lluvia extingue


el bosque iluminado por el relámpago.


La noche deja su veneno.


Las palabras se rompen contra el aire.


Nada se restituye, nada otorga


el verdor a los campos calcinados.


Ni el agua en su destierro


sucederá a la fuente


ni los huesos del águila


volverán por sus alas.



"Caverna"


Es verdad que los muertos tampoco duran


Ni siquiera la muerte permanece


Todo vuelve a ser polvo


Pero la cueva preservó su entierro


Aquí están alineados


cada uno con su ofrenda


los huesos dueños de una historia secreta


Aquí sabemos a qué sabe la muerte


Aquí sabemos lo que sabe la muerte


La piedra le dio vida a esta muerte


La piedra se hizo lava de muerte


Todo está muerto


En esta cueva ni siquiera vive la muerte.



"Indeseable"


No me deja pasar el guardia.


He traspasado el límite de edad.


Provengo de un país que ya no existe.


Mis papeles no están en orden.


Me falta un sello.


Necesito otra firma.


No hablo el idioma.


No tengo cuenta en el banco.


Reprobé el examen de admisión.


Cancelaron mi puesto en la gran fábrica.


Me desemplearon hoy y para siempre.


Carezco por completo de influencias.


Llevo aquí en este mundo largo tiempo.


Y nuestros amos dicen que ya es hora


de callarme y hundirme en la basura.



"Lluvia de sol"


La muchacha desnuda toma el sol


apenas cubierta


por la presencia de las frondas.


Abre su cuerpo al sol


que en lluvia de fuego


la llena de luz.


Entre sus ojos cerrados


la eternidad se vuelve instante de oro.


La luz nació para que el resplandor de este cuerpo


le diera vida.


Un día más


sobrevive la tierra gracias a ella


que sin saberlo


es el sol


entre el rumor de las frondas.

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