Romeo y Julieta se convierten en huicholes
Han pasado más de 500 años desde que Shakespeare dejó este mundo, pero sus obras siguen evolucionando de mil maneras, como lo que ha hecho la compañía Los Colochos Teatro, que decidió realizar su versión de "Romeo y Julieta" con la obra "Nacahue: Ramón y Hortensia".
"Logró con sus obras utilizar temas universales, en este caso el amor y el odio; nosotros lo traducimos como el amor y el miedo, pero es Shakespeare al final de cuentas", explicó Martín Becerra, asistente de dirección del montaje.
La obra aborda la historia de Ramón (Mario Eduardo D’ León) y Hortensia (Marianella Villa), dos amantes que pertenecían a pueblos diferentes y que al no entenderse con las palabras decidieron hacerlo con el corazón.
"A Juan Carrillo, el director, se le ocurre plantearlo en el contexto huichol-cora, porque él es nayarita y conoce el contexto, y por la cosmogonía del pueblo nayarita y cora".
Si bien en "Romeo y Julieta" hay dos familias que se odian, los Montesco y los Capuleto, en "Nacahue: Ramón y Hortensia" el conflicto será el desconocimiento de la otra cultura.
"Lo que se utiliza como pretexto aquí es el miedo a lo desconocido, a lo diferente, a lo nuevo. Aquí se muestra que el miedo puede ser el detonante para muchas cosas, hasta llegar a matar y esto es lo que sucede en nuestra versión".
Otro desafíos en esta puesta es que Juan Carrillo, quien también adaptó la obra, decidió que la historia fuera contada en náayeri (lengua cora) y español.
"Ahí viene parte del conflicto, no logran comunicarse con las palabras pero sí con las acciones y lo que les mueve por dentro, por eso consiguen conectarse como amantes".
Martín Becerra explicó que gracias al trabajo corporal de los actores, que llega a ser casi una coreografía, las acciones en escena están tan bien establecidas que el público comprenderá lo que sucede, aunque se hable en cora.
Ahora el encuentro entre los protagonistas no es una fiesta de disfraces sino la celebración de Semana Santa en el pueblo cora durante la carrera de los borrados, donde los hombres pintan su cuerpo para borrar su identidad con el fin de ser uno con el cosmos.
"Nuestra intención no es hacer un teatro antropológico, pero sí uno donde podamos rescatar usos y costumbres, como el color, vestimenta y sus artesanías", explicó Becerra sobre esta obra, que se presentará el 18 de agosto en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, en el marco de su centenario.
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