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Los ojos del gato

Aprende a identificar cómo se comunica tu gato con los ojos. Porque una sola mirada “bastará para callarte”


Rasgados, resplandecen en la oscuridad y dan nombre al título de novelas -de autores tan emblemáticos como Jodorowsky y Moebius- y de películas de ficción –con James Woods, Drew Barrimore y guión de Stephen King-, Los ojos del gato constituyen uno de los enigmas comunicativos más sorprendentes de estos felinos. Aprende a identificar cada mirada y descubre por qué un gesto puede cambiarlo todo.



En primer lugar, centrémonos en el aspecto fisiológico y destaquemos algunas cuestiones básicas:



Los gatitos abren los ojos al séptimo día de su nacimiento pero no desarrollan todo su potencial hasta pasadas unas 12.


El cristalino y la córnea tienen unas dimensiones muy superiores a la parte trasera del ojo. Este primero está separado de la zona frontal, una cuestión que se puede apreciar si se mira al gato de perfil, especialmente en los ojos verdes.


Igual que los de muchos cazadores, los ojos del gato tienen unas dimensiones enormes comparados con el tamaño de su cráneo, algo infrecuente en el caso de las especies diurnas como la humana.





Brillan en la oscuridad, una peculiaridad que les confiere una membrana compuesta por células reflectantes ubicadas tras su retina; una especie de espejo que posibilita la entrada de mayor cantidad de luz.


Gozan de una visión nocturna envidiable pero necesitan algo de luz. Eso sí, la séptima parte que nosotros. ¿La razón? Que son grandes depredadores.


Son capaces de distinguir colores, el verde y azul con especial nitidez.


No necesitan pestañear para mantener sus ojos lubricados, pues disponen de un tercer párpado que protege su globo ocular. Se llama membrana nictitante.


Como las personas, pueden tener uno de cada color. Los tonos más frecuentes son el verde, el amarillo, y el azul.


Pero ¿qué significa su mirada? Te ponemos algunos ejemplos de las más comunes:



Tiene los ojos abiertos, despiertos y alerta: denotan curiosidad e interés por lo que están viendo. Suele venir acompañado de unas orejas levantadas.


Sus pupilas están dilatadas y su mirada fija en algún punto concreto: sucede cuando tu pequeño peludo ve un insecto o posible presa y se concentra al máximo para cazarla (al tiempo que está excitado, obviamente). Es posible que emita pequeños chasquidos guturales con la boca, un sonido que no llega a la categoría de maullido y que suele ser más grave. En el momento en el que está a punto de atacar, suele entrecerrarlos.





Desvía los ojos y parpadea: es síntoma de que el felino no acaba de encontrarse cómodo, de que está inquieto o sumiso. Para comprenderlo fíjate en sus orejas y su cola.


Cuando sus ojos están demasiado abiertos y las pupilas dilatadas en exceso es porque el animalito se siente en peligro y tiene miedo.


Si parpadea lentamente mientras te mira, te está comunicando que se siente a gusto contigo. Correspóndele con el mismo gesto.


También debes saber que en el mundo animal el contacto visual directo se interpreta como un desafío.


Por supuesto, esta no es la única forma de expresarse que tiene tu minino, sino que los gatos cuentan con un rico lenguaje corporal y son capaces hasta de emitir 100 sonidos distintos en función de lo que quieran decirnos. Presta atención a sus señales, te aseguramos que se hacen entender.



Para acabar, os dejamos con una curiosidad: los egipcios, amantes de los gatos, se referían a ellos con el término Mau y ¿sabes qué significa? “Ver”.



Fuente:http://www.webanimales.com/consejos/gatos/general/los-ojos-del-gato

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