Formas en cómo convertirte en tía te cambia la vida
Ser tía es darle una probadita a la maternidad. Es sentir el vínculo especial con esa nueva persona que ha venido al mundo y quererla desde el fondo de tu corazón pues, en cierto modo, ves a tus hermanos reflejada en ella o él.
Y así como aumenta ese sentido de la responsabilidad por ser tía, también lo hace el amor que recibirás. A medida que tus sobrinos crecen, vas pasando más tiempo con ellos y aumentando la conexión entre ustedes. Pasarás a ser como una segunda mamá al inicio y luego una cómplice conforme pasan los años.
1.- Te sientes responsable por una vida. La familia se ha ampliado y hay una personita nueva a la que debes cuidar como buena tía. Además, vez en tus sobrinos el reflejo de tus hermanos y por eso quieres protegerlos mucho más.
2.- Tienes una persona más en quien pensar. No te molesta quedarte horas buscando el juguete perfecto para tu sobrino porque ver su alegría al recibirlo vale cada segundo. Siempre estás pendiente de él o ella sin importar su edad.
3.- Te sientes niña de nuevo. Ser tía te permite volver a tus años de niñez: jugar, correr, bailar, cantar, disfrazarte y más. Pasar tiempo con tus sobrinos sacará ese espíritu infantil que tienes dentro.
4.- Te conectas con tu hermano/na. Ya no solo comparten los genes y las historias mientras crecían, ahora también tienen en común el amor hacia una personita muy especial y ambos se esforzarán por darle lo mejor. Tendrán muchos otros recuerdos juntos.
5.- Te sientes bien de romper algunas reglas. De vez en cuando hay que hacer una travesura para sentirse viva, y qué mejor que con tus sobrinos: escapar a comer dulces, esconderse de mamá (o tu hermana) como cuando eras niña o engreírlos de vez en cuando a espaldas de papá (o tu hermano).
6.- Recibes muestras de amor inesperadas. Tu casa está llena de dibujos de tus sobrinos, tu celular de fotos y te llenan de besos cada vez que te visitan. No sabes con qué sorpresa aparecerán en tu casa la próxima vez que los veas, pero sin duda la amarás.
7.- Creces como persona. Aunque pequeños, tus sobrinos pueden darte muchas lecciones que puedes aplicar para tu vida como dejar volar la imaginación, ser sincera, no perder la inocencia y disfrutar de cada pequeña cosa de la vida.
8.- Cambia tu manera de ver la maternidad. Si en algún momento pensaste en ser mamá, tener un sobrino o sobrina te acerca al mundo de la maternidad un poco más. Sabes lo que implica cuidar a un pequeño, los sacrificios que hacen sus padres y lo importante de darles una buena crianza.
9.- Disfrutas de un niño sin presiones. Por mucho que quieras a tus sobrinos, sabes que al fin y al cabo son niños. No faltarán las rabietas, los escándalos, caprichos y malas conductas. En esos casos harás lo posible por corregirlos, más en el fondo sabes que esa misión no es tuya. Pones tu granito de arena, pero siempre respetando el límite.
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