Mascotas modernas: Guía para el orgulloso padre de un pato y un pollito

No elegimos a los seres que queremos, sino que ellos se chocan con nuestra vida cuando menos lo esperamos. Podemos hablar de parejas románticas, amigos, hijos e incluso un pollo y un patito que llegaron sin avisar, pero que acaban por abrirse paso hasta tu mismísimo corazón.

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Los inicios no fueron fáciles. ¿Recuerdas cuando solo estaba el pollito y, aún así, querías deshacerte de él? Todo cambió cuando descubriste que lo iban a sacrificar, hasta el punto de que el pollito ya no tendría que estar solo en el piso: ahora lo acompañaría un pato. Decir que tu compañero y tú los queréis como si los hubiérais parido es una forma de rascar la superficie. La realidad es que ya forman parte de vosotros.

No todo son buenos recuerdos, claro. Está aquella vez que el pollito vomitó en la cama de tu compañero de piso y tú tuviste que ponerlo cara a la pared para que pensara en lo que hizo. Lo mismo con el pato, cuando se intentó comer al pollito mientras veíais 'Los vigilantes de la playa'. Pero no todos los malos recuerdos os separaron, sino que algunos sirvieron para uniros. Durante las meses posteriores a que entraran a robar en el piso, estas dos pequeñas criaturas lo pasaron realmente mal. Por suerte, podían contar con todo vuestro cariño y comprensión.

Al final, sabes que llegará el momento en que ambos animales os abandonen. También sabes que tu compañero no está preparado emocional ni mentalmente para soportarlo, así que sencillamente le tendrás que contar que ambos se mudaron a una granja especial superlujosa donde nunca pueden ser visitados. Sin embargo, no es momento de pensar en los nubarrones del porvenir, sino que ahora toca abrazar el presente. Y, sobre todo, abrazar el pato y al pollito que han cambiado tu vida por completo.

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