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Teatro Peón Contreras, catedral yucateca de las artes

Bautizado con el apellido de una de las glorias literarias, el centenario teatro Peón Contreras es reconocido como la Catedral Yucateca de las Artes, espacio de inclusión y apertura a las expresiones artísticas.



Vislumbrado en fase temprana como colegio y hospicio, este teatro es ente vivo con un encuentro cultural al día como mínimo que da continuidad a la tradición ancestral de generar espacios para las bellas artes, en especial la música, el teatro y la danza.



Casa de las orquestas Sinfónica de Yucatán y Típica Yukalpetén; sede inaugural de la Primavera y el Otoño Cultural, además de los festivales internacionales de Coro y de Piano "José Jacinto Cuevas", el "Peón Contreras" es también un referente de interés de los jóvenes por las nuevas expresiones artísticas.



Ubicado en pleno centro histórico de Mérida, junto al edificio central de la Universidad Autónoma de Yucatán y de la Iglesia del Jesús o de la Tercera Orden, este recinto es parte de la historia política y social de la entidad.



Ejemplo de ello fue su uso como sede de la cumbre bilateral México-Estados Unidos en febrero de 1999, entre los entonces presidentes Ernesto Zedillo Ponce de León y William Clinton.



Situado entre los 10 teatros más importantes del país, el "Peón Contreras" es también uno de los monumentos artísticos de la nación, categoría que le permitió ser expropiado y recuperado por el gobierno estatal para reivindicarlo como signo cultural y turístico.



En una investigación denominada, "Las manifestaciones artísticas de la ciudad blanca: Centro histórico de Mérida, Yucatán, México", los investigadores Nicté Há Guitérrez Ruiz y Raúl Enrique Rivero Canto, definen este edificio "de marcado estilo ecléctico" con tendencia al neoclásico francés.



Propio de la época porfiriana, esta obra tiene su origen en un proyecto encargado al arquitecto italiano Pío Pacentini, con la dirección técnica de Enrico Deserti; el croquis y pintura de la cúpula de Nicolás Allegretti y el diseño de la fachada de Fernando Ceicola.



De dos niveles, el teatro cuenta con platea, tres niveles de palcos y remata el techo una gran cúpula asentada sobre una estructura metálica. Esta cúpula está decorada por un fresco y una "araña de cristal cortado".



Y es que la "apoteosis de las artes escénicas está representada en la bóveda, en que las musas forman corillos, cantan y bailan con angelitos portadores de instrumentos musicales, de guirnaldas y de atributos escénicos, es decir, fragmentos del cielos en el que Apolo tiene sus dominios'.



Y es que el concepto del artista se orienta a destacar la figura de Apolo, dios del cielo, de la luz, de la música y de las musas, tiene en sus atributos un trípode, símbolo de la adivinación, mismo que está representado en el borde de la pintura de Allegretti.



Complementando los símbolos mitológicos en torno de las artes y su patrocinio, el candil, de 140 luces y un peso aproximado de 1.25 toneladas, con un alto de seis metros por cuatro de ancho, adquiere un significado también asociado a Apolo, como deidad pagana de la luz.



Otra escena mitológica asociada a la iconografía de Apolo figura arriba de la cartelera que incluye el nombre del teatro y la fecha de conclusión, que se convertiría en la fecha de fallecimiento del dramaturgo "José Peón Contreras".



En la fachada del edificio destaca el almohadillado en los muros en planta baja, las columnas de capitel corintio y las balaustradas a modo de cornisa en la planta alta. Posee también, en los remates de los extremos, frontones semicirculares y decorados a base de medallones y guirnaldas.



Además, el teatro cuenta con un amplio vestíbulo en planta baja con una escalera monumental construida en mármol de Carrara y una terraza en planta alta.



En la parte central del inmueble figura un enorme busto en bronce del poeta José Peón Contreras, mientras que las paredes interiores de la parte superior se encuentran oleos de figuras emblemáticas de la vida teatral o musical, como Wilberto Cantón, Arturo de Córdova o Armando Manzanero.



La directora del Teatro Peón Contreras, Violeta Herrera Quintal, destacó que en realidad los orígenes del este recinto se remontan al siglo XVII, cuando el terreno que hoy ocupa fue cedido en donación al municipio para fundar un colegio jesuita -de San Francisco Xavier, convertido luego en universidad y una iglesia.



Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, el gobierno estatal, vendió una parte del edificio universitario a dos particulares, quienes edificaron el Teatro San Carlos o Coliseo San Carlos, cuyo techo era de huano, el cual terminó incendiado.



De nuevo fue vendido en 1831 y en 1854 Antonio García Rejón, Francisco Guardamino, Antonio Bolio y Francisco Zavala, quienes promovieron la afición al arte escénico entre el público meridano, con la reapertura ahora del Teatro Bolio, pero solo se ofreció una función para ser vendido.



Francisco Zavala era conocedor del teatro, razón por la cual los periódicos Semanario Yucateco y La Revista de Mérida le solicitan nombrar al inmueble "Teatro Peón Contreras", lo que el acepta en honor al dramaturgo y poeta.



A la muerte de Zavala el inmueble es vendido de nuevo y adquirido por la Empresa Teatral de Mérida, integrada por Augusto L. Peón, Emilio García Fajardo y Gonzalo Cámara Zavala, entre otros que gustaban del teatro y la ópera.



Estos empresarios adquirieron la propiedad y se procedió a su demolición para edificar un teatro nuevo, el cual no se concluyó por falta de recursos, por lo que la Sociedad Regil, Portuondo y Compañía adquirió el inmueble y salvó el teatro inaugurado oficialmente el 21 de diciembre de 1908.



Fue escenario también de numerosas veladas literarias, conferencias, cantos corales, exhibiciones cinematográficas, veladas escolares, audiciones de piano y violín. Incluso fue cinema, lo que disgustó a la sociedad de la época, situación que presentó de 1940 a 1974 y luego cayó en el abandono.



Para 1979 se decretó su expropiación pública e inició proceso de restauración y reacondicionamiento, para reabrirse en 1981.



Hoy, expresa Herrera Quintal, es considerado la "Catedral de las artes" de Yucatán, así como un signo de la representatividad de los yucatecos al interior del país y en el extranjero, así como referente obligado de los mejores espectáculo artísticos.



Es el recinto teatral más importante del sureste mexicano, con una vida activa que puede llegar a albergar hasta cuatro eventos al día y al que pueden acceder 828 personas sentadas en plateas y butacas.



Una de sus particularidades, es que este espacio está abierto a toda clase de público, sin restricción alguna, ni un sentido elitista, por ello es común ver en su interior a personas de la etnia maya que asisten con su traje regional a algún encuentro.



Somos un espacio, abundó, que está abierto a la diversidad cultural y artística, esto también se demuestra con la infinidad de jóvenes que nos visitan para presenciar conciertos u obras dancísticas o teatrales.



Figuras y compañías de Alicia Alonso y el Ballet Nacional de Cuba; la Opera de Pekín, las compañías de danza de Turquía, Finlandia, Senegal y la India y las Marionetas del Japón, se han presentado ahí.



También está el Ballet Nacional de Rusia, el Ballet Bolshoi de la desaparecida Unión Soviética, el Teatro de la Opera de Kiev, el Grupo Coral de Francia, la Compañía Nacional de Danza y los Niños Cantores de Viena, entre otros.

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