Plasman en arte moderno la filosofía del Papa Francisco
El pensamiento más profundo del Papa Francisco ha sido plasmado en una serie de obras de arte moderno del creador argentino Alejandro Marmo, dos de las cuales llegaron hasta los Museos Vaticanos.
En entrevista el artista contó el encuentro íntimo que sostuvo con Jorge Mario Bergoglio la tarde del pasado domingo 16 de noviembre, en la Villa Pontificia de Castel Gandolfo, ubicada a unos 25 kilómetros al Sur de Roma.
'Estética de la esperanza'. Con esas palabras describe Marmo el espíritu de sus creaciones. En su camino artístico encontró a un hombre que entonces era cardenal de Buenos Aires.
Corría el año 2009. Entonces comenzaron a pensar juntos la realidad y así surgió 'La simbología de la Iglesia que mira al Sur'. Se trata de una serie de obras que se ha multiplicado y ha atravesado las fronteras argentinas.
Esa fue la razón del recorrido papal por Castel Gandolfo. Aquel domingo, después del rezo del Angelus, Francisco salió en automóvil del Vaticano con dirección a la villa ubicada al sur de la capital italiana.
Allí decidió cambiar el suntuoso palacio apostólico por la granja, donde se cosechan verduras y se produce queso. En el molino para el aceite almorzó junto a algunos de sus colaboradores y la familia de Marmo.
Después, el líder católico se dirigió a pie al cercano helipuerto, donde lo esperaban un grupo de 40 personas, todos argentinos. Pocos de ellos lo conocían de antes, pero se sintieron como en casa y lo saludaron con caluroso afecto.
Eran todos amigos del artista, quienes asistieron a una breve ceremonia de bendición de dos estatuas, cada una de cuatro metros de altura y una tonelada de peso.
Según contó el autor, se trata de un Cristo obrero y una imagen de la Virgen de Luján, patrona de Argentina.
Dos símbolos de la fe popular, realizadas con material de descarte, hierros viejos que él recuperó junto a cinco jóvenes con problemas de adicciones que viajaron a Roma y participaron en su realización.
'Ellos vinieron dos días, pintaron las obras y sobre todo se llevaron un mensaje: Que los milagros existen. Es un germen positivo para los chicos que después lo podrán transmitir a otros', explicó Marmo.
La figura de la Virgen será emplazada en el ingreso de los Museos Vaticanos, a unos escasos metros de obras maestras como la Capilla Sixtina. La estética de ambas no se compara.
'La mía es la cultura del descarte hecha belleza. Recuperación de una sociedad devastada, con problemas de adicciones, con un sistema que descarta', precisó el artista argentino.
Esa definición se manifiesta en la manufactura de sus esculturas, mezcla de ingenio, formas y colores industriales. Pero en su propuesta cultural lo más importante no parece ser la fineza de los materiales, sino el proceso que los transforma. Y ahí se esconde la inspiración del Papa.
Se trata de un itinerario de recuperación. No sólo para los hierros, sino también para las personas que los devuelven a la vida útil. La mayoría de ellos son 'descartes' de la sociedad. Drogadictos, pobres, excluidos y marginados.
Por esas ideas, el artista y el cardenal estaban destinados a encontrarse. En 2010 impulsaron juntos la instalación del primer Cristo obrero en Villa Soldati, a las afueras de Buenos Aires. La iniciativa cambió la perspectiva de los obreros metalúrgicos que lo construyeron.
'Después llevamos otras obras de arte a diferentes espacios productivos. Unimos la periferia y el elitismo. En 2012 Armamos una muestra en Puerto Madero (el barrio más caro de la capital), donde está la sede de la Universidad Católica. Ahí llevamos el arte de la periferia y unimos los barrios. Así mostramos los claroscuros de la metrópolis', ilustró Alejandro Marmo.
En los siguientes meses el proyecto se multiplicó, con numerosas estatuas para diversas ciudades. Cuando Bergoglio fue elegido Papa, el escultor mantuvo el contacto.
'Lo veo con regularidad. Es un hombre muy protector de su gente, de sus hijos. No soy amigo del Papa, soy hijo del pueblo que lo crió. El padre Jorge quedó en el corazón de nosotros. El mantiene la cercanía de un obispo. Eso lo planta muy cerca de la gente, a la cual trata como un pastor'.
Y abundó: 'Vamos a seguir trabajando. Voy a estar con él siempre, es como un padre, una guía, así que voy a continuar a su lado. El arte detrás de este trabajo es la cultura del encuentro'.
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