La casa donde habita la verdadera Anabelle

El verdadero lugar de la muñeca Anabelle, de la cual se realizó una película de terror, está ubicado en Monroe, Connecticut, donde la leyenda es bastante conocida.

El Museo de lo Oculto de Lorraine Warren es poco conocido por la mayoría de los turistas, sin embargo, los seguidores de sucesos paranormales saben que es la sede de los relatos más estremecedores.

1.- La verdadera Anabelle es una muñeca de trapo conocida como Ragedy Ann, que fue adquirida en 1970 por la madre de una enfermera llamada Donna, quien la recibió cuando cumplió 28 años.

2.- Al poco tiempo, en la casa que Donna habitaba con su amiga Angie empezaron a ocurrir cosas extrañas: la muñeca supuestamente podía moverse pues aparecía en lugares donde no había sido dejada originalmente.

3.- Las dueñas de la casa también encontraron notas extrañas y otros acontecimientos inexplicables.

4.- Después de meses de este comportamiento, las amigas decidieron contactar a una medium para conocer el porqué de estos sucesos.

5.- La psíquica les comunicó que dentro de la muñeca habitaba supuestamente el espíritu de una niña de 7 años llamada Annabelle Higgins, así que ambas chicas decidieron quedársela.

6.- Pero los eventos desconcertantes siguieron ocurriendo, entre ellos destacó la aparición de una nota que decía “Save Lou” (Salva a Lou). Lou era el prometido de Angie y no creía en las rarezas de la muñeca.

7.- Sin embargo, una mañana Lou despertó de una pesadilla en la cual sintió que lo ahorcaban, pero lo más aterrador, fue que cuando se incorporó presuntamente vio a la muñeca descender de su pierna.

8.- Fue en este momento cuando Donna recurrió a los Warren (Ed y Lorraine), expertos en situaciones paranormales y quienes afirmaron que la muñeca no estaba poseída por una niña sino por un demonio.

9.- Para retirar la posesión demoniaca, los Warren realizaron un exorcismo a la muñeca y se la llevaron con ellos.

10.- El exorcismo no surtió efecto y actualmente la muñeca permanece en una caja de cristal, con un letrero que invita a no abrirla para no provocar al demonio que vive dentro de ella.