Un gesto vale más que mil palabras
¿Alguna vez te has encontrado a ti mismo gesticulando de manera un poco ridícula mientras hablas por teléfono? No eres el único: Sucede muy a menudo y es normal que las personas acompañen su discurso con gestos de la mano, a veces incluso cuando nadie puede verlos. ¿Por qué no podemos estar quietos mientras hablamos?
Esto se debe a que a los gestos y las palabras muy probablemente son parte de un solo sistema de comunicación que, en última instancia, sirve para potenciar la expresión entendida como la capacidad de hacerse entender", explicó Marina Nespor, neurocientífica de la Escuela Internacional de Estudios Avanzados (SISSA) de Trieste.
Marina Nespor, junto con Alan Langus, investigador de SISSA y Bahía Guellai de la Université Paris Ouest Nanterre La Défense, acaban de publicar el estudio en Frontiers in Psychology, lo que demuestra el papel de los gestos en el lenguaje.
Los lingüistas definen la prosodia como la entonación y el ritmo del lenguaje hablado, características que ayudan a poner en relieve la estructura de oración y, por lo tanto, hacen que el mensaje sea más fácil de entender. Por ejemplo, sin la prosodia, nada distinguiría la declaración "esto es una manzana", de la pregunta "¿esta es una manzana?" (en este caso, la diferencia radica en la entonación).
Según Nespor y sus colegas, incluso los gestos de las manos son parte de la prosodia: "la prosodia que acompaña a la voz no es una ‘modalidad específica’, la información prosódica para la persona que recibe el mensaje, es una combinación de señales auditivas y visuales. Los aspectos ‘superiores’ (a nivel de procesamiento cognitivo) del lenguaje hablado, se asignan a los programas de motor responsables de la producción, de los sonidos del habla, acompañados de gestos con las manos", explicó Langus.
Nespor, Langus y Guellai hicieron que 20 hablantes del italiano escucharan una serie de declaraciones "ambiguas", con diferentes prosodias correspondiente a dos significados diferentes. Los ejemplos de las declaraciones fueron “come sicuramente hai visto la vecchia sbarra la porta”, donde, según el significado, "vecchia" puede ser el sujeto del verbo principal (sbarrare, bloquear) o un adjetivo calificativo.
Las declaraciones podían ser simplemente escuchadas o presentadas en un video, donde los participantes escuchaban las sentencias y veían los gestos de acompañamiento. En los estímulos de "video", la condición podía ser "coincidentes" (gestos correspondiente al significado transmitido por la prosodia del habla) o "no coincidentes" (gestos que coinciden con el significado alternativo).
En las condiciones de adaptación no había mejora de gestos: el rendimiento de los participantes fue muy bueno en el video y en las sesiones. Se llegó a la condición de ‘no coincidentes’ cuando sólo había audio. Con estos estímulos los sujetos eran mucho más propensos a tomar la decisión equivocada (es decir, debían elegir el significado indicado en los gestos, más que en el discurso), en comparación con condiciones de adaptación o sólo de audio. Esto significa que los gestos afectan la forma en que se interpreta el significado, y creemos que esto apunta a la existencia de un sistema cognitivo común para los gestos, entonación y ritmo del lenguaje hablado", explicó Langus.
En la comunicación humana, la voz no es suficiente: incluso el torso y en particular los movimientos de la mano están involucrados, asimismo como las expresiones faciales", concluyó Nespor.