Albinismo, una historia en blanco
En Tanzania y otras regiones de África del Este, se les persigue o se les mata. El albinismo es una enfermedad rara, acompañada de supersticiones y a veces también de persecución.
Derivado del latín albus, que significa “blanco”, el albinismo es un término que se utiliza para referirse a una serie de trastornos en los que se produce menos melanina de lo normal, incluso nada, afectando el color de la piel, ojos y cabello.
Es causado por una mutación en el ADN, heredada de ambos padres o de la madre –según el tipo de trastorno del que se trate–, y se presenta desde el nacimiento.
Se le llama albinismo a distintas y múltiples mutaciones genéticas.
En todas las variantes de albinismo, las alteraciones oculares son necesarias para el diagnóstico, pues la melanina tiene que ver con algo más que el color.
Además de ser un pigmento, está relacionada con el desarrollo de los ojos en el vientre materno, y con el manejo apropiado de la luz visible. Inevitablemente, las personas con albinismo tienen afecciones en la vista.
El albinismo afecta la visión en distintas formas y medidas.
En Tanzania y otras regiones de África del Este, a los albinos se les persigue, se les mata y se les descuartiza para vender los pedazos a brujos y curanderos que con ellos fabrican pócimas y amuletos para la suerte, el amor y la fortuna.
Incluso en México, en la época prehispánica, cronistas como Hernando Alvarado Tezozómoc registraron que los albinos eran encerrados junto con jorobados y contrahechos en la Casa de las Fieras, el zoológico de Moctezuma donde había más de 300 especies de animales que usaban en sus rituales.
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