Rufino Tamayo, conoce su vida y obra
Rufino Tamayo, a diferencia de Rivera y Siqueiros, optó por hacer una pintura libre, exenta de mensajes políticos y no utilizó el arte para plasmar las injusticias sociales.
Esto causó el reproche de la gente que le reclamaba el hecho de no influir en los cambios sociales.
Se fue a vivir a Nueva York, donde encontró la libertad necesaria para seguir pintando (encontró influencias de Picasso, Matisse y Braque).
En esa ciudad tuvo su primera exposición “Rufino Tamayo: Painting, Watercolors, Drawings, and Woodcuts” en la Weyhe Gallery, en 1926.
El amor llegó a su vida al conocer a la pianista Olga Flores Zárate, ella estudiaba en la Escuela Nacional de Música, donde Rufino pintaba su primer mural “El canto y la música”; Olga se acercó para decirle que no le gustaba su pintura y él le dijo que no lo interrumpiera.
Al día siguiente, Rufino la buscó y le regaló flores y dulces. Se casaron en 1934.
En 1921 trabajó como jefe del Departamento de Dibujo Etnográfico del Museo Nacional de Arqueología, donde comenzó a desarrollar un interés en el arte precolombino.
Durante años, se desempeñó como profesor de pintura en diversas escuelas de la Secretaría de Educación Pública y en su larga estancia en Estados Unidos, fue profesor en la Dalton School.
En 1974 se inauguró en la ciudad de Oaxaca, el Museo de Arte Prehispánico Rufino Tamayo, con la colección personal de Tamayo, donadas por él mismo; en 1981, donó su colección de arte internacional a la nación, formando así el núcleo central de la colección del Museo Tamayo Arte Contemporáneo.
El mayor número de piezas de Tamayo se encuentran expuestas en el Museo de Arte Moderno de la ciudad de México.
Además de estar repartidas por todo el mundo en museos de arte moderno de París, Nueva York y Río de Janeiro; la Galería Nazionale de Arte Moderna de Roma, el Royale de Bruselas, Cleveland, San Luis Missouri, Filadelfia, Arizona, San Francisco, Cincinnati y Dallas, la Librería Pública de Nueva York, Houston y el barco israelí Shalom.
Rufino y Olga Tamayo realizaron muchas obras de beneficencia; crearon museos y asilos en México, la Bienal de pintura que lleva su nombre, el apoyo a chicanos y mexicanos indocumentados en Los Ángeles, entre otras obras llevadas a cabo en silencio.
Otras bellas artes con las que Tamayo se encuentra relacionado, son el cine y la literatura.
En 1970, Max Pol produjo la película Tamayo y en 1973, H. Cokin lanzó La vida artística de Rufino Tamayo. En 2013, su sobrina María Elena Bermúdez, publicó el libro Los Tamayo.
Olga y Rufino no tuvieron descendencia. Ya casados, Olga quedó embarazada, pero ambos a pesar de querer ser padres, decidieron interrumpir el embarazo pues se consideraban irresponsables al traer un niño al mundo sin nada que ofrecerle.
Cuando su situación mejoró, volvió a quedar embarazada en dos ocasiones más, pero en ambas, el embarazo fue extrauterino, por lo que tuvo que abortar.
Olga cayó en una crisis y tuvo que ser internada en un hospital psiquiátrico.
Sus murales adornan establecimientos como el Homenaje a la raza (1952), en París; México hoy (1953, Palacio de Bellas Artes, México); América (1956, Banco del Suroeste, en Houston), el de mayores dimensiones que pintó; Prometeo (1958), para el edificio de la UNESCO, en París y Eclipse total (1977), en Monterrey.