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Hoteles contra huéspedes destructores

Los rockeros y celebrities no son los únicos que arrojan televisores por las ventanas de los hoteles, destrozan las habitaciones e incurren en todo tipo de excesos dentro de sus instalaciones. Desde los años 60 -cuando Keith Moon, baterista de The Who, volaba un inodoro del Holiday Inn con dinamita; John Bonham, de Led Zeppelin, irrumpía en moto en el lobby del Continental Hyatt House, u Ozzy Osbourne empapaba las paredes del cuarto con la sangre de ¡un tiburón!- hasta el día de hoy, los hoteles han padecido prácticamente todas las locuras de sus afamados huéspedes. Incluso Charly García se inspiró en sus propias experiencias para componer "Demoliendo hoteles".



Con o sin ánimo de emular a las estrellas de rock, también existe una minoría de clientes anónimos que pueden significar un verdadero dolor de cabeza para cualquier establecimiento. No sólo porque rompen y destruyen a su antojo, sino porque ocasionan otro tipo de trastornos: robos, fraude, críticas malintencionadas en Internet, maltrato a los empleados, y otras tantas monadas.



Y así como muchos nos acostumbramos a consultar los sitios en los que el cliente critica y valora los alojamientos a los que acude, hoteleros de distintos países decidieron darle la vuelta al asunto. Es decir, crearon redes sociales en la que son ellos los que puntúan y critican a sus huéspedes. Al compartir comentarios del tipo "se fue sin pagar", "metió mascotas en la habitación" o "amenazó con una crítica feroz en TripAdvisor a cambio de un upgrade ", se protegen y advierten a colegas sobre visitantes conflictivos.



Entre los pioneros figuran Guest Checker (creada en 2010), de Estados Unidos; Guestscan, de Gran Bretaña, y, más recientemente, Elite Book, de España. En la página de inicio de Guestscan figuran algunas cifras que hablan por sí solas. Por ejemplo: en los últimos cinco años, más de tres millones de personas cometieron daños en hoteles británicos, el 80% de los huéspedes se llevó algún "recuerdo" de su estadía (sólo en batas, se robó el equivalente a cinco millones de libras) y se destrozaron 336.000 camas y 300.000 televisores.



Guest Checker, por su parte, comparte una anécdota: en junio de 2010, una mujer llamada Myrna se alojó en la suite más costosa de un hotel de Georgia (la cuenta final fue de US$ 3600). Luego del checkout, llamó a su banco y juró que jamás se había hospedado en ese establecimiento, exigiendo un reembolso total. De inmediato, el dueño del hotel añadió su nombre a la base de datos de GuestChecker. Al día siguiente, dice, recibió una llamada de agradecimiento de un hotel vecino, donde Myrna había intentado registrarse. Como reza el eslogan del portal: Check them out before they check in (Chequealos antes de que ellos se chequeen).



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