The Witch: "Una película impactante de horror y desesperación familiar"

En la oscura y misteriosa atmósfera de "The Witch", dirigida por Robert Eggers y protagonizada por Anya Taylor-Joy, nos sumergimos en el sombrío paisaje de la Nueva Inglaterra del siglo XVII.

La película, que promete ser mucho más que un simple relato de brujas, ha dejado una huella imborrable en los amantes del cine de terror, según el crítico de cine Chris Stuckmann.

Desde el principio, la narrativa nos envuelve con la intriga de una familia que se enfrenta a una presencia malévola en los bosques circundantes.

Lo curioso

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Sin embargo, lo que hace única a esta película es su capacidad para trascender las convenciones y clichés del género de horror, ofreciendo más que simples sustos y escalofríos, comenta el experto en su canal de YouTube.

Lo que realmente destaca en "The Witch" es su enfoque en cómo una entidad sobrenatural afecta a una familia, llevándola al borde de la desesperación.

La trama se centra en la desintegración gradual de los lazos familiares cuando uno de sus miembros es arrebatado por la misteriosa bruja.

La incertidumbre sobre lo que ocurre en los bosques desencadena la desconfianza entre ellos, creando una atmósfera cargada de suspenso y tragedia.

Las actuaciones, especialmente las de la hija y el padre, son elogiadas por su calidad excepcional, aunque se señala que la interpretación del joven hijo tiene momentos altos y bajos.

La película se beneficia de una partitura inquietante que acentúa magistralmente la verdadera naturaleza del horror que se desenvuelve en la pantalla.

Espectaculos

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La dirección de Eggers y la cinematografía evocan recuerdos de películas como "The Village", con tomas largas, movimientos lentos y una edición tensa que sumerge al espectador en la trama.

La sensación claustrofóbica del entorno contribuye a la inmersión, mientras que la representación de la bruja se elogia por su capacidad para perturbar profundamente.

Aunque se señala que el primer acto puede sentirse lento, la película cobra vida en el segundo y tercer acto, culminando en un final brillante que deja al espectador reflexionando.