Brigitte Bardot y las controversias sobre sus declaraciones en contra de la comunidad islámica en Francia y el movimiento #MeToo

Brigitte Bardot, una de las actrices más influyentes del cine europeo del siglo XX y símbolo internacional desde la década de 1950, falleció el 28 de diciembre de 2025 a los 91 años, de acuerdo con información confirmada por medios franceses y agencias internacionales. Su muerte pone fin a la historia de una figura que transformó la representación de la mujer en la pantalla y marcó a toda una generación, pero cuyo recorrido fuera del cine estuvo acompañado de controversias constantes que, con el paso de los años, redefinieron su imagen pública y la colocaron en el centro de intensos debates políticos, judiciales y sociales.

Bardot abandonó el cine a principios de la década de 1970, en el punto más alto de su reconocimiento internacional. Tras su retiro, decidió no volver a actuar ni participar en producciones audiovisuales. A partir de ese momento, su presencia mediática se concentró en el activismo y en declaraciones públicas que, con el tiempo, generaron un fuerte rechazo social.

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Activismo animal y cercanía con la extrema derecha francesa

Uno de los ejes centrales de su vida tras el cine fue la defensa de los derechos de los animales. A través de la Fundación Brigitte Bardot, destinó recursos y campañas a esta causa, lo que le valió respaldo de ciertos sectores.

En paralelo, su postura política se alineó con la extrema derecha francesa. Bardot manifestó apoyo público al Frente Nacional, hoy conocido como Agrupación Nacional, y mantuvo una relación cercana con Marine Le Pen. En 1992 contrajo matrimonio con Bernard d’Ormale, exasesor de Jean-Marie Le Pen, figura clave y sancionada de ese partido.

A diferencia de otros casos en el medio del entretenimiento, las declaraciones de Bardot tuvieron consecuencias legales. Los tribunales franceses la condenaron en al menos seis ocasiones por incitación al odio racial y discursos discriminatorios.

Entre los casos más documentados se encuentran:

• Comentarios sobre inmigración y el Islam: En su libro “Le Carré de Pluton” (1999), afirmó que Francia estaba siendo “invadida por una sobrepoblación de extranjeros, especialmente musulmanes”. En 2008 fue multada tras criticar el festival musulmán Aid el-Kebir, al señalar que la población musulmana estaba “destruyendo” al país.
• Declaraciones sobre la isla de Reunión: En 2022, un tribunal la sancionó con una multa de 40 mil euros luego de referirse a los habitantes de ese territorio francés como “degenerados” que conservaban “genes salvajes”.
• Ataques a la comunidad LGBTQ+: En “Un cri dans le silence” (2003), describió a personas de la comunidad LGBTQ+ como “monstruos de feria” y las responsabilizó de la “destrucción” de la cultura francesa.

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Rechazo al movimiento #MeToo y nuevas críticas

Bardot también fue centro de atención por sus declaraciones contra el movimiento #MeToo. Lo calificó como “hipócrita, ridículo y carente de interés”. En entrevistas afirmó que muchas actrices “coquetean con los productores para conseguir un papel” y después denuncian acoso. Sobre los comentarios hacia su físico, declaró: “Pensaba que era agradable que me dijeran que era hermosa”.

Estas posturas generaron críticas desde sectores del cine, el feminismo y organizaciones de derechos humanos.

La figura de Brigitte Bardot continúa generando debate en Francia. Mientras sectores conservadores la defienden como símbolo cultural del país, grupos de izquierda y organizaciones civiles recuerdan que acumuló múltiples condenas judiciales por racismo y xenofobia, lo que, a su juicio, la aleja de los valores republicanos.

Su historia pública refleja una contradicción persistente: una mujer reconocida por su defensa de los animales y su impacto cultural en el cine, pero también por un discurso que derivó en sanciones legales y un rechazo amplio dentro y fuera de la industria del entretenimiento.

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