Moshe Ariel Ganelin marca nuevos rumbos para el desarrollo de la música de órgano

En vísperas de la Navidad, los auditorios y las salas de órgano de catedrales y filarmónicas de todo el mundo reciben a públicos que buscan sumergirse en el sonido único de este instrumento extraordinario. Lejos de los estereotipos, la música de órgano vive un momento de renovación: se crean nuevas obras, improvisaciones y, lo más importante, encuentran a un público cada vez más amplio.
Moshe Ariel Ganelin — organista virtuoso y compositor de talla internacional — es uno de los artistas que impulsa esta nueva etapa de la música organística. Cada uno de sus conciertos es una inmersión en el universo de uno de los instrumentos más complejos y enigmáticos jamás creados por el ser humano. Actualmente, Moshe Ariel Ganelin reside en Argentina y, en vísperas de la Navidad, se presenta en las catedrales más importantes del país. Su agenda de conciertos está completa para varios meses, pero el músico confía en que, en un futuro cercano, pueda presentarse también en México, país reconocido por su rica tradición organística.
Grandes estrenos
En el transcurso de 2025, Moshe Ariel Ganelin presentó dos estrenos para órgano de gran relevancia, un acontecimiento significativo para la música académica a nivel mundial. El primero fue el estreno del concierto para órgano y gran orquesta sinfónica Celtic Love Song (Canción de amor celta), una obra inspirada en la tradición celta. La primera interpretación tuvo lugar en la ciudad rusa de Kondopoga, en el Palacio de las Artes, y posteriormente en la Sala de Conciertos Zaryadye de Moscú.
El compositor comenzó a trabajar en esta obra en 2019, tras su brillante victoria en el XI Concurso Internacional de Organistas Mikhail Tariverdiev en Kaliningrado, uno de los certámenes más prestigiosos del mundo para organistas. Durante una de las rondas del concurso, Moshe Ariel Ganelin interpretó una pieza de su autoría, la fantasía sobre el coral Vater unser.Después del concurso, Roman Perucki —profesor de la Academia de Música de Gdansk y organista de la Catedral de Oliwa, además de miembro del jurado— encargó a Ganelin la creación de un gran concierto para órgano y orquesta sinfónica. La idea entusiasmó al músico.
«Los conciertos para órgano y orquesta siguen siendo un género poco explorado. Existen innumerables conciertos para piano o violín con orquesta, pero las obras para órgano son muy escasas, y las que existen suelen tener una instrumentación más bien de cámara. Por eso me puse a trabajar de inmediato y empecé a escribir una pieza para una orquesta sinfónica de plantilla ampliada, con una gran diversidad tímbrica», recuerda Moshe Ariel Ganelin.
La obra fue finalizada en 2020. En su lenguaje melódico pueden escucharse elementos propios de la tradición celta. Tras varios aplazamientos, el estreno finalmente tuvo lugar, recibiendo una acogida entusiasta tanto del público como de la crítica.
El segundo estreno del año fue In the Meadows of Ireland (En los prados de Irlanda), una obra para órgano y banda sinfónica inspirada en paisajes irlandeses. Su presentación tuvo lugar en Moscú, en la Casa Internacional de la Música, junto a la Banda Sinfónica del Kremlin.
A pesar de que Moshe Ariel Ganelin se mantiene fiel a un enfoque académico en sus composiciones, su música posee una sensibilidad plenamente contemporánea.«Una obra debe contener siempre frescura y nuevas aproximaciones a la armonía. Vivimos en el siglo XXI y no podemos escribir como hace 200 años», subraya el compositor.
Recordando a Paganini
En los carteles de conciertos alrededor del mundo, a Moshe Ariel Ganelin se le presenta a menudo como el “Paganini del órgano”. Al músico no le molesta esta comparación; al contrario, le resulta grata.«En el ámbito académico, la referencia a Paganini se otorga por la virtuosidad, por tocar al límite de las posibilidades», comenta Moshe Ariel. Él domina el órgano con un nivel técnico excepcional e interpreta obras de enorme complejidad.
«Cuando te propones tocar una pieza realmente difícil, se activan nuevas capacidades internas y ocurre un salto», explica el músico. Desde muy joven se sintió atraído por obras técnicamente exigentes. Incluso siendo adolescente y ganador de concursos internacionales de piano, Moshe Ariel buscaba nuevos retos en el legado de los grandes clásicos.
A los 19 años, siendo organista titular de la Iglesia Luterana de Nizhni Nóvgorod, interpretaba obras de enorme dificultad como Commotio (obra para órgano de Carl Nielsen), Four Biblical Dances of King David (Cuatro danzas bíblicas del rey David) de Petr Eben, The Rite of Spring (La consagración de la primavera) de Igor Stravinsky y The Miraculous Mandarin (El mandarín maravilloso) de Béla Bartók.
«Mi vida se dividió en un “antes” y un “después” de interpretar la Sixth Symphony for Organ (Sexta sinfonía para órgano) de Louis Vierne. Es una obra extremadamente compleja, una de las más virtuosas jamás escritas para este instrumento. Después de tocar algo así, comprendes que puedes abordar cualquier obra; te abre por completo, espiritual y físicamente», afirma Moshe Ariel.
En todo el mundo, sólo unos pocos organistas son capaces de interpretar esta sinfonía. Moshe Ariel Ganelin es uno de ellos.
Improvisaciones, bandas sonoras y divulgación
El músico reconoce que las obras técnicamente complejas son un reto no solo para el organista, sino también para el público. Por eso, en el repertorio de Moshe Ariel Ganelin conviven distintos estilos, y él construye cada programa pensando en que incluso un oyente poco experimentado pueda entender y disfrutar la música.
Son especialmente conocidas sus improvisaciones para películas mudas como The Phantom of the Opera (El fantasma de la ópera), Aelita y The Night Before Christmas (La noche antes de Navidad).«La improvisación es ese acto de creación que ocurre cuando la música nace aquí y ahora», afirma Moshe Ariel.
El músico domina distintos tipos de improvisación, tanto la libre como la realizada dentro de un estilo concreto. Esta última exige un conocimiento impecable del repertorio clásico y una sensibilidad especial para captar el carácter de cada obra.
Ese mismo deseo de “sentir” la música Moshe Ariel intenta transmitirlo a su público. Por eso, él mismo presenta la mayoría de sus conciertos, explicando la historia de cada pieza.«A muchos les parece que la música del siglo XX es difícil o pesada. Sin embargo, cuando el público descubre que una obra fue compuesta, por ejemplo, después de la Primera Guerra Mundial o en un momento de drama personal del compositor, entienden inmediatamente por qué suena así», comenta.
Subraya que, aunque la música académica exige cierta preparación del oyente, el interés del público por ella —tanto por las obras clásicas como por las contemporáneas— sigue siendo muy alto.
Al mismo tiempo, incluso en las salas filarmónicas cada vez se escuchan más bandas sonoras, como las de las películas de Harry Potter o Pirates of the Caribbean (Piratas del Caribe). Según Moshe Ariel, esta tendencia no proviene tanto de los músicos ni siquiera del público, sino de los propios organizadores, que buscan “aligerar” el repertorio. Sin embargo, la vasta experiencia de Ganelin en los escenarios organísticos más prestigiosos del mundo demuestra que el público no acude a los conciertos en busca de bandas sonoras.
«La música de órgano es algo que viene de otro lugar, de un mundo superior. La experiencia espiritual que ofrece no se puede obtener de ninguna otra fuente. El oyente lo sabe, lo siente, y por eso desea volver una y otra vez a escuchar este instrumento tan misterioso», afirma.
En cada concierto, Moshe Ariel Ganelin deja una parte de su alma. Interpreta música que invita a reflexionar y a percibir las sutilezas del universo que tantas veces pasan desapercibidas en la rutina diaria.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí
Grupo Healy © Copyright Impresora y Editorial S.A. de C.V. Todos los derechos reservados