Lupita Villalobos revela por qué nunca encajó en oficinas, un sentimiento común entre las nuevas generaciones

Antes de ser la cara de un podcast y llenar auditorios, Lupita Villalobos intentó, como muchos, adaptarse al mundo corporativo. Lo recuerda sin ambages en una entrevista para Grupo Healy.

“Mi forma de ser era de dos filos: o te encantaba o me odiabas”. Ese carácter frontal, que hoy conecta con miles de seguidores, fue precisamente lo que la hizo chocar con rutinas, protocolos y jerarquías donde la norma es la discreción y la previsibilidad.

Cuenta que, aunque disfrutaba aspectos de su trabajo, la gestión humana, la capacitación, el contacto con la gente, la vida en oficina la fue consumiendo poco a poco.

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“Sentía que cada día me fracturaba un poco más”, dice. La solución no fue simplemente cambiar de puesto: fue reconocer que su autenticidad era incompatible con un sistema que premiaba la uniformidad. De ahí nació la decisión de volcarse a crear contenido donde su voz no tuviera que limitarse.

La salida no fue instantánea ni sin dudas: dejar la seguridad de un salario y una estructura requiere valentía. Pero paradójicamente, aquello que la “castigaba” en la empresa, ser excesiva, irreverente, directa, se convirtió en su principal ventaja en redes sociales.

“Lo que me metía en problemas en las oficinas es lo que aquí me abrió puertas”, afirma.

Un punto medio que no existía

En la era digital, el público busca rasgos reales: imperfección, conflicto, honestidad. Lupita encontró que contar sus tropiezos, incluso los personales, generaba más conexión que la perfección corporativa. Esa honestidad fue la palanca para construir una comunidad que la comprende y la sigue.

¿Qué queda del trabajo de oficina en su vida?

Aunque ya no está en estructura corporativa, reconoce que las habilidades aprendidas en empresa le sirven: disciplina para proyectos, manejo de equipos y negociación con marcas. Pero ahora esas herramientas se usan desde la libertad creativa, no para apagar su personalidad.

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¿Por qué cada vez más jóvenes ‘no encajan’ en oficinas?

La historia de Lupita no es aislada. Varias investigaciones y encuestas muestran por qué un número creciente de jóvenes rechaza o abandona trabajos de oficina tradicionales:

• Oficinas y ambientes rechazados. Encuestas recientes muestran que una proporción considerable de personas ha rechazado empleos por no gustarles el entorno físico o la cultura de oficina; entre los más jóvenes ese porcentaje crece. Esto sugiere que el espacio y la atmósfera laboral pesan tanto como la oferta económica.
• Preferencias de formato laboral cambiantes. Estudios académicos y encuestas indican que generaciones más jóvenes tienen expectativas distintas sobre flexibilidad, propósito y equilibrio. Muchos prefieren modelos híbridos o roles que ofrezcan autonomía y significado por encima de la presencia física obligatoria. Esa tensión con políticas rígidas de “regreso a la oficina” alimenta la insatisfacción.
• Cansancio por modelos laborales obsoletos. La llamada “Gran Renuncia” y fenómenos asociados han mostrado que factores como el agotamiento, la falta de crecimiento, la mala cultura laboral y horarios inflexibles son causas recurrentes de abandono. Los jóvenes, ante alternativas (emprendimiento, freelance, creadores de contenido), optan por opciones con más control sobre su tiempo.
• Un rasgo que empuja al emprendimiento: el TDA. Hay evidencia que asocia rasgos vinculados al TDA con mayor propensión a buscar caminos no tradicionales, como el autoempleo o las carreras creativas. Para personas con TDA, la estructura rígida y las tareas con horarios estrictos pueden ser especialmente desafiantes; muchas encuentran en la autonomía una mejor forma de canalizar su creatividad y energía.
• Condiciones económicas y expectativas rotas. Factores macro —vivienda cara, precariedad salarial, estancamiento en oportunidades— también influyen: si el “éxito” tradicional (casa propia, seguridad) se percibe inaccesible, algunos jóvenes priorizan bienestar, propósito o modelos alternativos antes que la estabilidad corporativa.

La suma de expectativas distintas (flexibilidad, autonomía, propósito), condiciones económicas difíciles, experiencias de ambientes tóxicos y características personales (como el TDA) han creado un escenario donde el empleo de oficina tradicional ya no es la opción natural para muchas nuevas generaciones. La historia de Lupita —rechazo al encaje forzado y apuesta por la autenticidad— es representativa: muestra cómo convertir una debilidad percibida en ventaja cuando el mercado y la audiencia valoran lo mismo que antes penalizaban.