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Fallece Udo Kier, el eterno villano magnético del cine de culto, a los 81 años

El actor alemán, figura clave del cine de autor y del cine independiente, murió en Palm Springs tras más de seis décadas de carrera.

Fallece Udo Kier, el eterno villano magnético del cine de culto, a los 81 años

El mundo del cine despide a Udo Kier, uno de los rostros más icónicos y enigmáticos del cine de culto. El actor alemán murió el sábado 23 de noviembre, a los 81 años, en un hospital de Palm Springs. La noticia fue confirmada por su pareja, el artista Delbert McBride. Hasta ahora no se ha informado la causa del fallecimiento.

Kier dejó una filmografía de más de 220 películas, donde construyó una presencia magnética que marcó a varias generaciones de cineastas y cinéfilos. Nacido en Colonia en 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, solía recordar con humor negro que “nació en un hospital que explotó veinte minutos después”.

Una figura indispensable del cine de autor

Su carrera despegó en los años setenta, cuando trabajó con Andy Warhol y Paul Morrissey en Flesh for Frankenstein (1973) y Blood for Dracula (1974), cintas que lo volvieron un referente del cine gótico y experimental.

En Europa colaboró con Rainer Werner Fassbinder y se convirtió en uno de los actores predilectos de Lars von Trier, apareciendo en nueve de sus películas, desde Europa (1991) hasta Melancholia y Nymphomaniac.

Su versatilidad lo llevó también a Hollywood, donde interpretó papeles tan distintos como el jefe del consejo vampírico en Blade (1998), el mayordomo inquietante de My Own Private Idaho o un antagonista extraño y cómico en Ace Ventura.

Una vida reciente llena de trabajo y reconocimiento

A sus 81 años, Kier seguía en actividad. En mayo de 2025 estrenó The Secret Agent, del director brasileño Kleber Mendonça Filho, una película que tuvo gran recepción en Cannes. En 2024 también se presentó el documental Udo Kier – Dracula trash et dandy magnétique, un retrato íntimo de su vida en Palm Springs y de su identidad abiertamente gay.

Desde 1991 vivía en el desierto californiano, en una casa repleta de arte. Era reconocido por su humor seco y por la calidez con la que recibía a sus amigos. “Era imposible no quererlo”, escribió Werner Herzog al despedirlo. “Podía interpretar a un psicópata y un minuto después ofrecerte un café como si fueras su mejor amigo”.

Un legado que no se olvida

Kier decía que nunca quiso ser una estrella, sino alguien “inolvidable”. Su trayectoria, su excentricidad y su entrega absoluta al cine lo convirtieron precisamente en eso: un rostro que permanece. Con su muerte, el cine independiente pierde una de sus luces más originales.

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