Cillian Murphy aborda la crudeza de la adicción en “Steve”

Tras arrasar con Oppenheimer y obtener el Oscar a Mejor Actor, Cillian Murphy regresa a la pantalla con un proyecto muy distinto: el drama de Netflix Steve, dirigido por Tim Mielants. En esta cinta, que llega a la plataforma el 3 de octubre, el actor interpreta a un maestro que intenta sostener a un grupo de jóvenes en un reformatorio, mientras lidia en silencio con un enemigo aún más feroz: la adicción.

Murphy explicó en entrevista que la intención nunca fue hacer de la enfermedad un recurso dramático espectacular, sino reflejar “el verdadero horror” de vivirla.

“Quisimos en ningún caso glamorizarla”, dijo, subrayando que incluso personas en plena lucha con la adicción pueden funcionar en niveles muy altos, algo que conoce de primera mano por amigos y testimonios de exadictos.

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Un personaje desgastado hasta la médula

La construcción de Steve requirió un minucioso trabajo en apariencia y actuación. Murphy reveló que junto a su equipo pasó semanas afinando el vestuario, el peinado y hasta la barba, con el objetivo de mostrar un deterioro progresivo que se percibiera real y coherente.

“Tenía que comenzar ya exhausto y, con cada escena, aumentar ese nivel de cansancio físico y emocional”, comentó.

Ese agotamiento, sumado al peso de la adicción, buscaba generar en el espectador empatía y consciencia sobre un tema que rara vez se aborda sin adornos en el cine. “Es un proceso de eliminación: nada debía ser demasiado llamativo, pero tampoco podía ser descuidado. Todo debía transmitir la lucha silenciosa del personaje”, explicó.

Una historia que también homenajea a los maestros

Para Murphy, Steve no solo es un drama sobre la adicción, también es un tributo a la docencia. Hijo de maestros, considera que los profesores son “los custodios de la próxima generación” y pocas veces se reconoce la magnitud de su labor. De ahí que aceptara dar vida a un personaje que, aunque desgastado, se mantiene como sostén de sus alumnos.

Lejos de las superproducciones, Murphy apuesta por historias íntimas y humanas. En Steve, el actor entrega un retrato honesto y desgarrador de la adicción, sin romanticismo ni artificios, pero también una mirada compasiva hacia quienes, incluso en medio de la enfermedad, siguen luchando por los demás.