“Ohana” y hanai: la polémica detrás del nuevo final de Lilo & Stitch
El live-action de Disney revive el clásico de 2002, pero un giro en la historia desató un debate entre fans y conocedores de la cultura hawaiana.

Desde su estreno, el remake de Lilo & Stitch ha sido un fenómeno en taquilla… y un campo minado emocional. Aunque la película ha sido celebrada por su respeto a la identidad hawaiana y su casting local, un cambio clave en el final ha generado opiniones encontradas: Nani decide ceder la custodia de Lilo para irse a estudiar a California.
Para muchos espectadores, esto choca con la esencia del mensaje original: “ohana significa familia, y tu familia nunca te abandona ni te olvida”. Pero para otros, este giro refleja una tradición cultural que va mucho más allá del guion de una película.
¿Traición a “ohana” o un guiño al hanai?
En redes sociales, fans de la versión animada expresaron su desconcierto. En el original de 2002, Nani lucha con uñas y dientes por quedarse con la custodia de su hermana menor, en un acto de amor que se convirtió en símbolo de resistencia familiar. Por eso, verla tomar una decisión diferente en la nueva versión ha sido leído por algunos como una traición a ese espíritu.
Sin embargo, desde Hawái han surgido voces que defienden el nuevo enfoque. El sitio SFGate explicó que esta decisión está inspirada en el concepto de hanai, una práctica cultural hawaiana que consiste en entregar temporalmente la crianza de un niño a otros miembros de la comunidad o la familia extendida, sin perder el vínculo de amor ni de pertenencia.
En este contexto, el acto de Nani no representa un abandono, sino una expresión de confianza en la comunidad y un deseo de que Lilo tenga estabilidad mientras ella también busca crecer. Un gesto que, lejos de romper con “ohana”, lo refuerza desde otra mirada.
¿Mensaje contradictorio o reinterpretación cultural?
Aunque el remake ha sido elogiado por su casting local y su esfuerzo por reflejar la realidad hawaiana, esta escena final ha reavivado una conversación sobre cómo las historias cambian cuando se miran desde el contexto que las vio nacer.
Para algunos, Disney ha corregido una visión más occidental del sacrificio familiar. Para otros, la reinterpretación diluye la carga emocional que hizo icónica a la versión animada. Lo cierto es que la película logró algo inusual: poner a discutir a la audiencia no solo sobre cine, sino sobre cultura.
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