Reseña de ‘Eric’: Benedict Cumberbatch interpreta a un hombre blanco tóxico y alcohólico
La serie alterna entre la desesperada búsqueda de Vincent, inmerso en un mundo de fantasía, y la cruda investigación del detective Michael Ledroit.
CIUDAD DE MÉXICO.- La nueva serie “Eric” nos presenta una premisa intrigante, centrada en Vincent Anderson, un creador de un popular programa infantil estilo “Plaza Sésamo”, interpretado por Benedict Cumberbatch. A primera vista, Vincent parece un personaje ideal para protagonizar esta serie de seis episodios. Sin embargo, su carácter difícil y su vida personal caótica lo convierten en un protagonista problemático. Vincent es conocido por su mal humor, sus constantes quejas sobre todo lo relacionado con su programa “Hello Sunshine” y su comportamiento controlador, lo cual lo aleja de sus seres queridos.
El punto de inflexión en la vida de Vincent ocurre cuando su hijo de nueve años, Edgar, desaparece durante una caminata matutina hacia la escuela. Esta desaparición pone a toda la comunidad en alerta y marca el inicio de dos tramas paralelas: la búsqueda oficial llevada a cabo por el detective Michael Ledroit (interpretado por McKinley Belcher III) y la cruzada personal de Vincent. En su desesperación, Vincent intenta conectar con Edgar a través de la creación de un nuevo personaje de títere, Eric, creyendo que al mostrarlo en televisión, su hijo lo verá y regresará a casa.
A medida que Vincent se sumerge en su fantasía, la narrativa alterna entre su deterioro mental y la investigación realista y sombría del detective Ledroit. Mientras Vincent bebe vodka y baila con su monstruo imaginario, Ledroit enfrenta una cruda realidad, investigando anillos de pedofilia y situaciones de extrema violencia. Esta dualidad en la narrativa crea un contraste impactante que, aunque estabilizado por la ambientación en un Manhattan de los años 80 magistralmente diseñado, no logra armonizar completamente los dos mundos.
Contrastes en la trama: Realidad versus fantasía
La serie destaca por su representación detallada y realista de la ciudad de Nueva York, llena de vida y suciedad, lo que contribuye a la atmósfera de incertidumbre y sospecha. La dirección de Lucy Forbes utiliza la agitación de la ciudad para enfatizar la dificultad de encontrar una aguja en un pajar gigante y sucio. A pesar del ritmo fluido y los finales con suspenso de la mayoría de los episodios, “Eric” no es fácil de ver. La investigación sombría del detective Ledroit y el descenso de Vincent en la locura crean una experiencia inquietante para el espectador.
La serie también explora temas de discriminación racial y negligencia institucional a través del personaje de Ledroit y su búsqueda de otro niño desaparecido, Marlon Rochelle. Marlon, un joven afroamericano de 14 años, ha estado desaparecido mucho más tiempo que Edgar, y su madre lucha por obtener justicia y atención mediática. Las preguntas incómodas que plantea la madre de Marlon sobre la falta de atención a su hijo resaltan la discriminación racial sistémica dentro del departamento de policía y la sociedad en general.
A pesar de las buenas intenciones de la serie al abordar estos temas, “Eric” sufre de decisiones narrativas cuestionables. La serie parece más interesada en el drama del “mal padre” que en profundizar en los problemas más serios que presenta. Esto resulta en una trama desbalanceada que no aprovecha completamente el potencial de sus personajes ni de sus historias.
Un show de contrastes: Éxitos y fallas
A pesar de los esfuerzos de Benedict Cumberbatch por dar vida a Vincent, su personaje se siente plano y repetitivo. Vincent no aporta nada nuevo al arquetipo del hombre blanco tóxico y alcohólico, un papel que Cumberbatch ha interpretado en otras ocasiones. Esta falta de desarrollo hace que la historia de Vincent pierda fuerza y se vuelva predecible.
Por otro lado, el personaje del detective Ledroit, aunque también cae en ciertos clichés, es presentado con una profundidad emocional que le da una dimensión más humana. Ledroit no solo enfrenta el desafío profesional de encontrar a Edgar, sino que también lidia con su propia identidad como hombre gay en una institución llena de prejuicios. La actuación de McKinley Belcher III aporta una mezcla de dureza y ternura que añade riqueza a su personaje y a su trama.
En resumen, “Eric” es una serie con una premisa interesante y temas relevantes, pero que no logra equilibrar sus elementos de fantasía y realidad de manera efectiva. La serie destaca por su ambientación y algunos momentos de fuerte impacto emocional, pero se ve perjudicada por decisiones narrativas que diluyen su mensaje y su potencial. Aunque trata de ser un drama profundo y serio, a menudo se queda atrapada en las mismas trampas que critica, resultando en una serie que promete más de lo que finalmente entrega.
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