VIDEO: Yuri habla de su adicción al sexo y de la enfermedad de transmisión sexual que contrajo antes de volverse cristiana: "Viví la vida loca"

La reconocida cantante Yuri, figura emblemática de la música mexicana, abrió su corazón en una entrevista con Nayo Escobar, donde reveló aspectos íntimos de su vida pasada, destacando episodios de excesos sexuales y los riesgos a los que se expuso.

La artista, conocida por su ferviente fe cristiana, sorprendió al hablar sin tapujos sobre su juventud desenfrenada.

En el podcast, Yuri compartió detalles sobre los excesos que marcaban su vida antes de convertirse al cristianismo. Aunque negó el consumo de drogas, admitió haber caído en una vorágine de relaciones íntimas, describiendo su actitud como "el piojito" y "el cariñito".

La cantante confesó que, en ese tiempo, desconocía conceptos como paz, integridad y familia, entregándose sin restricciones al placer de las relaciones sexuales, informa Excelsior.

Riesgos de una vida desenfrenada

La intérprete de éxitos como "Maldita Primavera" y "Déjala" admitió haberse expuesto al riesgo de embarazos no deseados debido a su falta de precaución. Agradeció, entre risas, a la intervención divina por no haber quedado embarazada en aquellos momentos de imprudencia. Yuri destacó que su vida cambió radicalmente al acercarse a la fe cristiana, alejándose de la vorágine anterior.

Sin embargo, las revelaciones de la cantante no terminaron ahí. Yuri compartió que su pasado desenfrenado dejó secuelas en su salud.

Enfermedad de transmisión sexual

La falta de protección en sus encuentros íntimos la llevó a enfrentar el riesgo de un papiloma cervicouterino, una condición que describió como "casi cáncer".

La artista reconoció que esta experiencia fue una lección dolorosa que la marcó para siempre.

La veracruzana confesó que, tras volverse cristiana, ha aprendido a resistir las tentaciones que el pasado le presenta en forma de hombres atractivos. Su cercanía con la fe le ha proporcionado las herramientas para superar las adversidades y alejarse de aquellas situaciones que podrían poner en riesgo su bienestar emocional y espiritual.