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Sobreviviente de violencia sexual de Andrés Roemer habla de la experiencia que marcó su vida

Fernanda, una nueva denunciante, "rompe el silencio" y revela que en enero de 2019 también fue violentada por el escritor, en la sala de cine de su casa, con su modus operandi.

CIUDAD DE MÉXICO.- En enero de 2019, la vida cambió para Fernanda, quien tuvo la confianza de sincerarse con la revista "Quién" y sumarse a las voces de Itzel Schnaas, Monserrat Ortiz, Talía Margulis, Martha Cristiana y a las de otras dos denunciantes que prefirieron permanecer en el anonimato para evitar una revictimización.

A través del auricular su voz, que al comienzo de la llamada era tranquila, se torna en una que denota el eco de un herida que sigue abierta, a pesar de que ha tomado terapia para entender lo más importante: que la violencia sexual que vivió de parte de Andrés Roemer no fue su culpa.

Con este nuevo testimonio se confirma que Roemer sí tiene un modus operandi: citar a sus víctimas en su casa con el pretexto de ofrecerles trabajo y luego violentarlas. Previo se gana su confianza porque tiene de su lado el reconocimiento público que goza por ser embajador de Buena Voluntad para el Libre Flujo del Conocimiento de la Unesco.

"(A Andrés) me lo presentó un amigo que tenemos en común, fui a dos eventos como pareja de ese amigo, a su boda (de Roemer con Pamela Cortés) y a su cumpleaños. Después lo conocí formalmente en un restaurante de la colonia Polanco, con su esposa. Ese día me ofreció boletos para ir a La Ciudad de las Ideas", comentó Fernanda.

La primera impresión que tuvo del conductor de ADN40, del programa De Cabeza, fue que "era un hombre muy serio. Luego (Andrés) me siguió en Instagram y me dijo que quería ofrecerme un trabajo en La Ciudad de las Ideas y en enero de 2019 me citó formalmente para vernos, me propuso: 'Oye, vamos a comer para ofrecerte el trabajo'.

"Después me pidió que fuera un café, luego que mejor una cena y al final me citó en su casa. Yo hablé con Pamela para evitar cualquier mal entendido y le comenté que iría a una entrevista de trabajo con Andrés", recordó Fernanda, quien también reveló por qué no se negó a que la reunión fuera en la casa del comunicador.

"No pensé que me fuera a pasar algo, pero se me hizo raro, sí te lo tengo que decir, hubo una alerta interna que me decía: 'Algo no está bien'", contó. Así fue a la cita en casa de Roemer y lo que sucedió coincide con lo que otras sobrevivientes enfrentaron en el lugar y deja en claro cómo manipula a las víctimas para que lleguen a su casa.

"Me pasaron a una sala de cine, luego bajó él (precisó que con ropa deportiva). Platicamos del trabajo, de mi contratación, pero de la nada comenzó a hacer insinuaciones sexuales, pero poco después volvía a sacar el tema laboral. El tiempo que estuve ahí iba entre los negocios a temas sexuales.

"Me dijo que él creía que la primera vez que nos vimos, me vestí de una forma para llamar su atención. Entre las varias insinuaciones, me ofreció una iguala mensual para vestirme con minifalda y tacones cada vez que lo viera, aunque me dijo que no estaba obligada a tener relaciones sexuales con él, pero me negué", mencionó.

En ese momento Fernanda, aseguró, estaba paralizada por el miedo y cuando intentó irse Roemer le insistió para que se quedara y le aseguró que "no me preocupara porque con Pamela tiene una relación abierta (no viven juntos)". Otra vez le expresó su incomodidad y quiso evitar más ofrecimientos al decirle que la reunión era sólo laboral.

Una vez más trató de abandonar el lugar, pero él se lo impidió. "Entonces se hincó frente a mí, se sacó el pene y se empezó a masturbar, yo en ese punto lo único que veía era la pared, para no observar lo que estaba pasando. Fui muy clara todo el tiempo que no me podía tocar, lo amenazaba con gritar y él me pedía sólo que lo dejara acercarse", dijo.

Las cosas escalaron por lo que Fernanda sintió aún más miedo: "Se me trató de aventar, metí las rodillas y le dije: 'Andrés voy a gritar' porque su hija estaba arriba. Cuando se quitó y pude salir, me alcanzó en la puerta y me ofreció 300 mil pesos en efectivo para tener sexo y le contesté que ni por tres millones".

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