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"Me golpeó...recién parida": Rocío Sánchez Azuara describe agresión de su ex esposo

La conductora se sinceró sobre ese difícil momento de su vida y habló de la violencia doméstica que sufrió en su primer matrimonio.

"Me golpeó...recién parida": Rocío Sánchez Azuara describe agresión de su ex esposo

CIUDAD DE MÉXICO.- Uno de los momentos más oscuros en la vida de Rocío Sánchez Azuara fue la violencia que vivió en su primer matrimonio.


La conductora, quien el año pasado enfrentó la muerte de una de sus hijas, abrió su corazón a Yordi Rosado y charló de la agresión que sufrió en manos de su ex esposo Jorge León, quien era alcohólico y sufría ataques epilépticos.


Me golpeó…recién parida”, reveló Rocío. 

 

 

Relató que a raíz del primer ataque epiléptico que sufrió, cuando Rocío tenía 8 meses de embarazo, y a pesar de que el médico le prohibió la ingesta de alcohol, su ex continuó con su vida de excesos.


“Fuimos al médico y le dieron varias recomendaciones, entre ellas era no beber alcohol, no tomar irritantes y tenía que tomar una pastilla todos los días y haz de cuenta que le dieron ‘vete por la libre, tu sigue con tu vida, con excesos y con lo que se te pegue la gana, aquí no pasó nada’", contó.


Rocío recordó aquel día que Jorge la golpeó, luego de que apareciera tras no llegar a dormir a casa; en aquel entonces el hijo de ambos, Jorge Arturo tenía tres meses de nacido.

 


“Apareció como a eso de las 11:00 de la mañana y lo único que pregunté fue dónde estabas, fue todo. El tipo medía 1.98, un cuerpo impresionante. Me dio una patada, me tiró al suelo y me abrió la cesárea. Yo lo único que hice fue hacerme bolita como escarabajo, me quedé ahí y él otra vez se volvió a salir. Yo me quedé en shock un buen rato”, relató.


Fue gracias al apoyo de una de sus primas que Rocío pudo salir adelante. Después de ese funesto día no volvió a ver a Jorge, por lo que un juez le otorgó el divorcio forzoso.


“Yo no quería hacer más alboroto porque aparte me daba mucha pena. Tenía una prima que vivía cruzando la calle y me dijo: ‘Yo de aquí no me muevo y ese wey no va a pasar la puerta’. Y tal cual, no se movió, le negué la entrada y se desapareció”.

 

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