La triste historia detrás del rostro de Lyn May
El suicidio fue algo que le pasó por la mente luego de ver los resultados en su rostro.

HERMOSILLO, Sonora.- Liliana Mendiola Mayanes, mejor conocida como Lyn May, es una vedette, bailarina y actriz mexicana que nació el 12 de diciembre de 1952 en Acapulco, Guerrero.
Proveniente de una familia con ascendencia china. Lyn se crió con su abuela materna y bisabuelo. Tan sólo a los 6 años ya apoyaba económicamente a su familia mediante la venta de collares y dulces de tamarindo.
May se casó por primera vez a los 13 años, esposo con quien se mudó a la Ciudad de México. Después de 2 hijas y de algunos años juntos se separaron, ella volvió a Acapulco y comenzó a trabajar como bailarina en el cabaret "El Zorro" y en el "Tropicana de Acapulco".

En "El Zorro" se encontró con el periodista Pedro Cardona, quien la convenció de regresar a la Ciudad de México para trabajar con Raúl Velasco en el programa "Siempre en Domingo".
Luego de obtener papeles importantes como bailarina, en 1991, a sus 30 años, fue invitada a participar en la telenovela ‘‘Yo no creo en los hombres’’ en dónde recibió comentarios sobre sus ‘‘arruguitas’’, por lo que le recomendaron ir con ‘‘Malena’’, señala César Hernández, periodista y amigo de Lyn.

Su vida estaría a punto de cambiar luego de que la convencieran de realizarse ciertos arreglitos estéticos.
‘‘No necesitaba, llega una mujer y me dice: ‘‘Ay! te vas a ver muy bien, tus pómulos te van a quedar muy bonitos’’, siendo que yo tenía bastante pómulo. Te lavan el coco y ahí vas y resulta que te inyectan aceite, aceite de comer, lo que sea, sufrí muchos años’’, señaló la vedette en entrevista con ‘Sale el Sol’.
Lyn recibía burlas debido al aspecto de su rostro, tanto así que cayó en depresión e incluso quería matarse.

‘‘Yo estaba a punto de matarme, la verdad, me dije: ‘‘Yo ya no quiero vivir’’, he ido a psiquiatras, me han ayudado porque pues derepente digo ‘‘Me voy a tomar un montón de pastillas y ya, porque te hacen pedazos’’, aseguró.
Con ayuda de sus amigos, familia y de sus fanáticos es que ha ido superando ese capítulo en su vida, que, aunque su aspecto no pudo volver a quedar natural, poco a poco ha ido dejando atrás aquella mala decisión de inyectarse el rostro sin investigar previamente si se trata o no de un profesional.
En la actualidad Lyn May sigue vigente como bailarina y suele estar de invitada en programas de televisión.
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