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El Imparcial / Espectáculos / Beatriz Juvera

Beatriz Juvera, toda una vida en la danza

Una pequeña Beatriz Juvera, de 11 años de edad, fue al Festival de Danza de la Universidad, donde vio a su hermana Cecilia bailar en el teatro del Cine Sonora, frente al Jardín Juárez.



“Cuando la vi, allí pensé: “Ese es el mundo en el que quiero vivir’”, relató Beatriz, ahora de 72 años de edad, antes de recibir el reconocimiento Jorge Velarde por su trayectoria en el Arte y su aportación a la Danza en Sonora.



“Es toda una vida. Nací en la Universidad de Sonora; creo que correspondo lo que recibí ahí. Todas las fotos que hay aquí (Casa Jorge Velarde) son de lo que fue el Auditorio en el Museo que ahora lleva el nombre de Emiliana de Zubeldía. Entonces, me siento satisfecha por el deber cumplido y que los demás me lo reconozcan, así que ya me la estoy creyendo”, narró, entre risas, a EL IMPARCIAL.



“Luché mucho con mi familia; ellos porque enloquecían de que yo tenía ofertas de irme a otros mundos o a la Ciudad de México, pero con los movimientos de los 60 (fui adolescente en esa época) me sentí innecesaria. Sentí que la danza debía ser profesionalizada. Entonces mis viajes de tres meses, que eran las vacaciones que nos daban, las pasaba en México a tomar clases, no sólo de técnica académica”, continuó.



TESTIGO DE LA HISTORIA ARTÍSTICA SONORENSE



Beatriz Juvera estuvo presente en importantes momentos de la historia artística de Sonora, como el nacimiento de la Casa de la Cultura, el nombramiento del Teatro del Museo como “Emiliana de Zubeldía”, la creación de su taller “Truzca” en 1975 como una escuela de baile y la profesionalización de la danza, de la mano de otra emblemática figura del baile en el Estado: Martha Bracho.



“Ella fue mi maestra, mi ‘madre en la danza’. Ella me hizo entender que, aunque lo único que había en esa época era escuelas particulares, la profesionalización era otra cosa. Hice guerra de guerrillas con la danza. Se me apoyó mucho, di clases en la Academia de Danza de la Universidad, logramos la Casa de la Cultura y de ahí surgieron todas estas cosas”, comentó.



IMPULSO PARA LA DANZA



Beatriz comentó que desde su perspectiva las instituciones sociales y gubernamentales han cumplido en el apoyo de la danza, como el caso de la realización de la Muestra Internacional “Un Desierto para la Danza”.



Sin embargo, afirmó que hace falta más interés por parte de la sociedad privada, no sólo para el baile en Sonora, sino para el arte en general.



“Las instituciones están cumpliendo con su parte muy bien. Pero la sociedad privada no se ha involucrado en esto. En ese sentido, lo que logramos nosotros es lo mismo que existe ahorita y es muy poco, porque hay muchos bailarines y estamos perdiendo muchos cerebros y piernas. Necesitamos un teatro que no sea el institucional; donde los grupos puedan ofertar, que haya un director del teatro dando funciones a tanto tiempo”, destacó.



“Sonora tiene todo (…) Hubo un rato que vinieron los cubanos -que comenzaron a llegar con Truzca- y comprobaron que la gente en nuestro Estado puede cantar ópera. Un ejemplo es Maribel Ferrales, que se enamoró de Hermosillo y se quedó aquí, pero ella no tiene un teatro. Trabaja con la Universidad, pero no tiene donde ofertar su trabajo”, opinó.

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