Día del Compositor: Convierte clásicos de la literatura en corridos norteños
Es de madrugada y David mira fijamente una frase en el monitor de la computadora. En completo silencio, le da vueltas y vueltas en la mente, para luego tomar anotaciones a mano, sobre papel; entonces borrar y escribir una y otra vez una canción, se vuelve una sesión de interminables horas, hasta el amanecer.
David Norzagaray, es un músico hermosillense que encontró en la composición un motivo de profundo estudio, pero también de disfrute, ya que pasar las horas entre libros e instrumentos musicales, para él, representa el mejor trabajo que le pudo tocar en la vida.
De tocar por años las percusiones y estudiar música en diversos países, David saltó hacia la composición hace apenas unos años, con la llegada de su proyecto “Libro Abierto”, un grupo de música con una particularidad: Tocar corridos norteños, pero con letras que vienen de grandes obras de la literatura universal.
“Componer música para teatro, orquesta y otras cosas, es un área de la composición muy extensa y vasta”, explicó David, “pero en la composición de música tradicional, hay más restricciones, hay que cumplir con ciertos márgenes, instrumentos y armonías.
“Eso hace que el trabajo sea más estricto, pero en vez de hacerlo más difícil, problemático o tedioso, yo me enamoro cada vez más de lo que estoy haciendo; es como armar un rompecabezas cada vez más difícil, se vuelve muy interesante y adictivo”, narró.
David siempre ha sido cuestionado sobre la ocurrencia de hacer corridos literarios, pues pareciera que ambos géneros no tienen una relación, sobre todo, cuando los corridos suelen hablar de violencia de manera explícita.
“Los compositores de corridos siempre han relatado nuestra historia, para bien o para mal; si ahorita los corridos hablan de cosas horrendas y violentas, es porque nuestra realidad es horrenda y violenta; lo que habría que cambiar sería nuestra realidad para que los corridos hablen de otras cosas, no censurarlos”, dijo.
Su vida en la música inició a los seis años con un órgano que llegó a su casa sin saber por qué; sentado allí se le pasaron los años, comprendiendo y aprendiendo el instrumento, a la par de que leía por castigo de sus maestros, un libro tras otro.
“Todo se lo debo al sistema educativo mexicano, fue mi inspiración totalmente”, explicó entre risas, “yo tuve buenos maestros en la primaria, pero me ponían a leer de castigo y a mí me encantaba, obviamente nunca fui muy bueno en la escuela.
“Pero creo que mientras sigamos poniendo como tarea, obligación y castigo la lectura, no vamos a lograr que la gente se interese en ella, y si las clases de música siguen siendo menos y de menor calidad, no vamos a lograr que haya compositores –mucho menos compositores cultos– en México”, aseveró.
Las composiciones que David hace actualmente y que ya se han plasmado en tres discos, incluyen corridos y cumbias con historias de William Shakespeare, Miguel de Cervantes Saavedra, sor Juana Inés de la Cruz, y más recientemente, de Antoine de Saint-Exupéry.
“Conocí un rey sin un reino, a un vanidoso sin espejo y al farolero mejor; y de un borracho incurable, quizás lo más importante, es que aprendió que la memoria no es soluble en el alcohol”, dice la canción que recorre en una sola estrofa, el viaje completo de “El Principito” por los asteroides de la historia publicada en 1943.
“Con esa frase ya se resumió todo el viaje, porque no tienes más tiempo ni espacio, son cuatro estrofas y tres estribillos, y ahora sí que ‘se te acabó el corrido”, rió David, “hay que tener una capacidad de síntesis muy atenta y desarrollada”.
Con “Libro Abierto”, David y sus compañeros –ataviados con sombreros norteños, botas, un acordeón, guitarras y bajosexto– han recorrido el País y Latinoamérica en importantes ferias y festivales compartiendo el placer de la lectura acompañado de buena música norteña.
“No me puedo quejar de tocar y componer; cuando no estoy haciendo una cosa, hago la otra, porque nos vamos a tocar y luego regresamos y en vez de descansar me pongo a componer y luego al revés, es el mejor trabajo que pude haber tenido, me considero muy afortunado por eso.
“En mi familia todo es música, es como si viviera en ella”, compartió David, “como si estuviera inmerso en una gran piscina de música moral, algo así”.
Desde 2015, David Norzagaray pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca).
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