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De la culpa a la acción: ¿Cómo retomar el control cuando el peso de la deuda te paraliza?

No se trata de negar lo que debes, sino de transformar esa carga emocional en un plan concreto, paso a paso, sin juicios, con claridad y sin perder la calma

De la culpa a la acción: ¿Cómo retomar el control cuando el peso de la deuda te paraliza?

MÉXICO.- En una época en la que las finanzas personales están más expuestas que nunca, entre notificaciones de aplicaciones bancarias, recordatorios de pago y comparaciones silenciosas en redes, sentir culpa por tener deudas se ha vuelto una experiencia compartida, aunque rara vez se hable abiertamente de ella.

Esa culpa, cuando se deja crecer sin dirección, puede convertirse en un obstáculo más grande que la deuda misma, por lo que no debe minimizarse.

Lejos de ser una señal de fracaso, reconocer esa emoción es el primer indicio de que importa tu bienestar, tu futuro y tu autonomía indica la Sociedad Financiera Popular (Sofipo) ,Nu.

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El reto no está en eliminar la culpa de golpe, sino en no permitir que se convierta en el piloto automático de tus decisiones, o en la excusa para no tomar ninguna.

¿Qué pasa cuando, en lugar de castigarse, una persona decide mirar la situación con honestidad y armar un mapa claro de su realidad financiera? La ansiedad empieza a ceder.

Las cuentas, antes difusas, se vuelven información procesable y sobre todo regresa la sensación de que sí hay algo que se puede hacer, con lo que se tiene.

Pasos para frenar la culpa y tomar acción en las deudas

No se trata de recetas mágicas ni de promesas irreales, sino de una serie de pasos sugeridos por Nu, que van desde elaborar una “radiografía” de las deudas, hasta rediseñar el presupuesto sin caer en el extremo del sacrificio absoluto.

  1. Distinguir entre culpa y responsabilidad: La primera paraliza con frases como: “Soy un desastre”; la segunda moviliza con ideas como: “Esto ocurrió, y ahora puedo corregirlo con un plan”. Esa diferencia sutil, pero potente, cambia por completo la narrativa interna, y con ella, la capacidad de actuar.
  2. La importancia de comunicarse: Hablar con acreedores no es síntoma de debilidad, sino de madurez financiera. Renegociar plazos, reestructurar pagos o incluso admitir ante un ser querido que se necesita tiempo para saldar una deuda, puede aliviar más que meses de evasión.
  3. Busca ayuda: Debido a que las finanzas no viven en una burbuja emocional, la guía incluye una alerta importante en la que sugiere que si la culpa empieza a manifestarse en insomnio, evasión extrema o ansiedad persistente, buscar apoyo, ya sea financiero o psicológico, no es un último recurso, sino parte fundamental del camino hacia la estabilidad.

Las deudas pueden causar enfermedades físicas, por lo que es importante afrontar la situación para evitar que estas crezcan más y que se pierda el control, lo que sólo lleva a la ansiedad.

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