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Aumento de salario mínimo en frontera debe tener un enfoque regional, afirma experto

El nuevo salario mínimo en la Frontera Norte enciende el debate sobre productividad, competitividad y sostenibilidad económica

MÉXICO.- El incremento al salario mínimo que entrará en vigor desde el 1 de enero de 2026 representa, según expertos, un paso importante para fortalecer el poder adquisitivo de los trabajadores, pero también tiene un impacto que no es homogéneo.

En la Zona Libre de la Frontera Norte, donde las dinámicas económicas responden a una lógica distinta al resto del país, la discusión se matiza y se complejiza, advierte Alfredo Valadez García, investigador de la Escuela de Administración y Negocios de Cetys Universidad, Campus Tijuana.

El debate público suele centrarse en si el aumento al salario mínimo genera inflación, pero la evidencia reciente muestra que los efectos en los precios han sido marginales. El verdadero reto ahora es la sostenibilidad de esta política en regiones con alta integración internacional, como la Frontera Norte”, expresó.

Los números confirman esa heterogeneidad. A nivel nacional, el salario mínimo diario pasará de 278.80 a 315.04 pesos, mientras que en la franja fronteriza, subirá de 419.88 a 440.87 pesos, equivalente a poco más de 13 mil pesos mensuales.

Aunque el monto absoluto es más alto, el porcentaje de aumento es menor que en el resto del país, porque según Valadez García, aunque este incremento es menor en términos porcentuales frente al promedio nacional, debe interpretarse en función del contexto socioeconómico de Baja California, una entidad con niveles de pobreza extrema considerablemente más bajos que el promedio nacional.

Vale destacar que desde 2018, el salario mínimo en México ha registrado un crecimiento real superior al 100%, sin desatar una espiral inflacionaria, según el investigador.

Además, datos oficiales, especialmente del periodo postpandemia, sugieren que este ajuste ha contribuido a la reducción de la pobreza.

Pero el horizonte no puede limitarse a las fronteras nacionales. De acuerdo con Valadez García, comparativos de organismos multilaterales como la OCDE muestran que, pese a las mejoras recientes, México se mantiene en un nivel intermedio-bajo en remuneraciones a escala global, por debajo de la mayoría de los países miembros de ese organismo, e incluso rezagado frente a naciones latinoamericanas como Chile o Colombia cuando se analizan variables como salario por hora o poder adquisitivo.

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Ante este panorama, el académico, quien también funge como Coordinador de la Licenciatura en Inteligencia de Negocios e Innovación en Campus Tijuana, advierte que persisten desafíos clave como la amplia brecha salarial frente a Estados Unidos y Canadá, el riesgo de que incrementos acelerados, sin mejoras paralelas en productividad, incentiven la informalidad y afecten a micro y pequeñas empresas, y la necesidad de vincular esta política con el entorno político y comercial, especialmente considerando la próxima revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

El reto para la frontera no es solo aumentar el ingreso, sino hacerlo compatible con productividad, formalidad y competitividad internacional, expresó.

El experto concluyó que el aumento al salario mínimo debe entenderse como parte de una estrategia económica integral, que considere las particularidades regionales y priorice el equilibrio entre bienestar social y viabilidad económica de largo plazo, especialmente en zonas altamente vinculadas al comercio internacional como la frontera Norte.

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