Cuesta de enero: el 49% de los millennials prevé problemas financieros en enero, ¿cómo evitar ser parte de esa estadística?

La iluminación festiva y el ambiente de celebración que caracterizan a diciembre en México a menudo proyectan una larga sombra sobre las finanzas personales de los hogares. Conocida coloquialmente como la “cuesta de enero”, la presión económica del primer mes del año es una preocupación tangible para una gran parte de la población, en especial para las generaciones más jóvenes.

• Un reciente sondeo de la firma especializada en liquidación de deudas, Bravo, revela cifras que dimensionan este fenómeno: al menos el 49% de los millennials mexicanos anticipa que los gastos de fin de año afectarán significativamente sus finanzas en enero.

¿Por qué la cuesta de enero golpea con tanta fuerza?

El estudio de Bravo identifica dos fuerzas principales que confluyen.

1. Primero, una presión social y emocional significativa: el 59% de los encuestados reconoce que diciembre implica una presión “significativa” sobre su presupuesto, impulsada por la tradición, la familia y el deseo de celebrar.
2. Segundo, un patrón de gasto concreto: el 69% de los mexicanos destina hasta 10 mil pesos únicamente en obsequios navideños.

Este gasto, en muchos casos, no está respaldado por ahorros previos, sino por crédito inmediato.

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El aguinaldo suele verse como un ingreso adicional que brinda margen de maniobra. Sin embargo, su uso sin planificación puede detonar una acumulación de deuda relevante”

Explica el vocero de Bravo, Luis Lucido.

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El riesgo del crédito fácil: el método de pago preferido

Para financiar estas compras, el 39% de los mexicanos utiliza la tarjeta de crédito como su principal método de pago en la temporada. Esta decisión, aunque común, conlleva riesgos claros.

Si el saldo no se liquida por completo en la fecha de corte siguiente, comienzan a generarse intereses elevados, sentando las bases para un sobreendeudamiento que puede prolongarse durante meses. La comodidad del plástico, por tanto, puede convertirse en la principal causa de la temida cuesta de enero.

El aguinaldo no es un cheque en blanco: claves para un uso estratégico

La clave para romper este ciclo no está en dejar de celebrar, sino en cambiar la percepción y el manejo de un recurso específico: el aguinaldo. Bravo enfatiza que este ingreso debe considerarse una herramienta estratégica, no como dinero “extra” para gastos superfluos.

El enfoque recomendado es doble: preventivo y correctivo. Por un lado, el aguinaldo puede destinarse a cubrir los gastos planeados de las fiestas de manera controlada, evitando así el uso desmedido de crédito. Por otro lado, es una oportunidad única para sanear obligaciones financieras ya existentes, reduciendo la carga de intereses futuros.

Luis Lucido lo resume así:

Es fundamental que estas fechas no se traduzcan en una carga financiera que se extienda mucho más allá de las fiestas. El aguinaldo no debe ser visto como un cheque en blanco, sino como una herramienta poderosa que, usada con estrategia, puede ser el mejor aliado para evitar deudas futuras o, incluso, para sanear las existentes”

Consejos prácticos: más allá del presupuesto básico

La compañía sugiere una metodología concreta para lograr este manejo responsable.

1. El primer paso es contar con un presupuesto claro que delimite los gastos en regalos, cenas y celebraciones.
2. Un segundo paso, crucial, es evaluar las deudas actuales y considerar usar una parte del aguinaldo para reducir los saldos con mayores intereses.
3. Un tercer elemento es la previsión: la temporada suele traer gastos inesperados, desde un regalo de última hora hasta una emergencia menor.

Reservar una pequeña parte del aguinaldo para estos imprevistos es una práctica prudente.

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La planificación anticipada es un aliado económico.

La temporada navideña implica, casi siempre, precios más elevados y mayor demanda. Planificar compras y celebraciones con antelación permite comparar precios y aprovechar descuentos”, señala la firma.

Esta práctica disminuye la necesidad de recurrir a compras de última hora, que suelen ser las más caras y las que más incentivan el uso del crédito. El objetivo final, subrayan, es que la temporada navideña se disfrute sin que se convierta en una carga que trascienda las fiestas, marcando una diferencia real en la estabilidad financiera de las familias.

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