Mientras que en América Latina la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales es una realidad consolidada o un proceso en avanzada marcha, México permanece rezagado
México se rezaga en la discusión para reducir la jornada laboral a 40 horas semanales, una medida ya implementada desde hace décadas en países como Ecuador, Venezuela y Chile.

CIUDAD DE MÉXICO.-Mientras que en América Latina la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales es una realidad consolidada o un proceso en avanzada marcha, México permanece a la zaga en esta materia, con una legislación que mantiene el estándar de 48 horas semanales desde la Ley Federal del Trabajo de 1970. La discusión, aunque presente en la agenda pública, no ha logrado traducirse en una reforma concreta, dejando al país retrasado frente a sus pares regionales.
El avance en América Latina: Una realidad consolidada
De acuerdo con un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) titulado “Reducción de la jornada laboral: evolución global y desafíos para América Latina”, varios países de la región llevan décadas con jornadas menores a las 48 horas.
- Ecuador fue el pionero, estableciendo las 40 horas en un proceso de dos etapas: primero de 48 a 44 horas en 1938, y luego a 40 horas en 1980.
- Brasil redujo su jornada de 48 a 44 horas semanales mediante una reforma constitucional en 1988. Actualmente, debate avanzar hacia una semana de 4 días laborales.
- Venezuela decretó la reducción de 48 a 44 horas en 1999, y en 2012 su Ley Orgánica del Trabajo estableció la jornada máxima semanal en 40 horas.
- Chile aprobó en 2001 la primera reducción de 48 a 45 horas, que entró en vigencia en 2005. Recientemente, aprobó una ley para reducir progresivamente a 40 horas.
- Colombia también se encuentra en un proceso similar de implementación progresiva de una jornada reducida.
Este panorama contrasta fuertemente con la situación mexicana, donde la iniciativa para reformar el Artículo 123 constitucional y la LFT sigue estancada en el poder legislativo.
Los beneficios documentados y las advertencias de la OIT
El estudio de la OIT también analiza las iniciativas modernas de semana laboral de cuatro días, reportando resultados positivos:
- Mejora del bienestar de los empleados: Se observaron beneficios en la salud mental y física, y una mayor satisfacción laboral.
- Ventajas para las empresas: Se documentaron mejoras en las ventas, una reducción del ausentismo y una leve disminución en la rotación de personal (renuncias).
Sin embargo, el organismo internacional hace una crucial advertencia: estos resultados positivos provienen mayoritariamente de iniciativas en empresas o sectores específicos, no de cambios legislativos nacionales. Por lo tanto, es difícil generalizar los resultados, ya que las empresas y trabajadores que participan suelen ser más propensos a reportar efectos positivos.
La OIT recomienda que para evaluar el impacto de una reducción generalizada se deben considerar cuatro aspectos clave:
- Las condiciones macroeconómicas e institucionales del país.
- El diseño de la política (si es gradual o inmediata y el nivel de reducción).
- Otras políticas complementarias para compensar impactos.
- Si el cambio es resultado de un diálogo social genuino o es impuesto.
La demanda ciudadana: El Frente por las 40 Horas
La frustración por la lentitud del proceso legislativo ha llevado a la acción ciudadana. Integrantes del Frente por las 40 Horas se manifestaron recientemente frente a la Cámara de Diputados para exigir que las iniciativas presentadas se hagan efectivas “y no sólo queden en el tintero”.
En el contexto del primer informe de gobierno, Raúl, un miembro de la organización, señaló que la presidenta Claudia Sheinbaum tiene la responsabilidad de dar respuesta a estas demandas laborales que, según afirmó, fueron utilizadas como “bandera electoral” durante su campaña.
Criticó que, durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, una iniciativa para reducir la jornada —presentada incluso por la diputada Susana Prieto Terrazas— fue votada pero quedó pendiente. “Añadió que la iniciativa se trataría en este sexenio, y ya pasó un largo periodo, en el que no nos han dado respuesta”.
Los manifestantes también bloquearon una avenida aledaña al recinto legislativo para exponer demandas más amplias: mayores oportunidades laborales, revisión de las contrataciones, mejora de salarios e incremento de prestaciones.
Raúl cuestionó la transparencia de los cinco foros de consulta realizados por el gobierno federal para analizar la reducción, argumentando que no se realizaron a nivel nacional, la ciudadanía no fue debidamente informada ni participó, y se llevaron a cabo en recintos privados, lo que limitó su alcance y representatividad.
México enfrenta una evidente desventaja legislativa en materia de jornada laboral frente a la mayoría de sus socios latinoamericanos. Mientras la evidencia internacional sugiere beneficios potenciales de una jornada reducida, la OIT urge a abordar el tema con cautela, diseño adecuado y, sobre todo, diálogo social inclusivo. La presión de grupos como el Frente por las 40 Horas evidencia la demanda ciudadana por avanzar en esta discusión, que hasta ahora ha sido más una promesa política que una realidad concreta para la clase trabajadora en México. La pelota está en el tejado del legislativo y del gobierno federal para demostrar si existe la voluntad política de modernizar la ley laboral mexicana.
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