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Los políticos y el pueblo

Difícil momento para las autoridades, porque hay reclamos justos, pero ellos tienen que ver por todos.

Ser político no es nada fácil. Hay que tomar decisiones controvertidas, buscar lo mejor para quienes gobiernan, muchas veces guiarse por el principio que dice “el fin justifica los medios” y hacer cosas buenas que parecen malas. Hablo del ideal de este oficio. Ser político en México es más complicado porque hay presiones de grupos, cobro de apoyos en campañas, la obligación de cumplirle a amigos de los amigos de los amigos. Y, aunque lo hagan bien, siempre estará encima la espada de la corrupción, que se les achaca a todos una vez que dejan el puesto… y a muchos de ellos antes de irse.

Muchas veces nos preguntamos, ¿valdrá la pena todo eso con tal de tener poder unos años?, ¿acaso será tanta la ganancia? Porque ser gobernante en tiempos de crisis, como la que estamos viviendo, es todavía más complicado. ¿Cómo actuar ante un suceso sobre el que no existe antecedente alguno en el mundo moderno? Una crisis de salud, que pone en peligro latente a todos los gobernados y que, decidan lo que decidan, será seguida por un depresión económica bastante fuerte. ¿Qué hacer?, ¿cuándo?, ¿cómo saber con exactitud el momento en que las reglas deben empezar a relajarse? Es lo que ahora viven todos quienes tienen puestos de gobernantes en el mundo.

Algunos lo han hecho muy bien (antes de que termine la crisis y llegue el “juicio final” de acuerdo a los resultados). Son los que han puesto los intereses pueblo por encima de sus intereses personales. Otros van regular, han buscado hacer las cosas bien, pero con dudas por el entorno y las presiones de grupos de poder. Otros han perdido mucho porque han tratado un asunto de salud pública con criterios políticos. En ese paquete van presidentes como Donald Trump, Jair Bolsonaro y, obvio, Andrés Manuel López Obrador.

Justo ahora, la mayoría de los mexicanos nos mostramos hartos del encierro y con la presión de la falta de liquidez económica encima. A eso hay que agregarle los pronósticos fatalistas para los meses siguientes.

Esta reflexión me llegó en el momento en que se siente la desesperación. Que el sonorense (y el mexicano, claro) quiere salir con libertad a la calle, pero resulta que no es el momento adecuado. El secretario de Salud, Enrique Clausen, se enfrascó en un debate con un líder de maquiladoras porque ya quieren volver a la actividad. “Index es un irresponsable, espero no decir que en lugar de abrir 180 plantas, fueron 180 funerarias”, declaró Clausen.

Es entendible la postura de los empresarios, pero también la de la autoridad. Si nos acecha el “pico” de la pandemia es momento de enviar un mensaje de calma, de solicitar a la gente aguantar tres o cuatro semanas más. Las empresas llamadas no esenciales deben entender que primero está la salud, la seguridad.

Pero es importante ser parejos. A nivel federal ha sido muy criticada la diferente vara usada para medir a Elektra y el resto de las empresas. A nivel local, yo he visto actividad sin cuidar las reglas elementales de distancia y seguridad a una empresa llamada NAI, ubicada por el Solidaridad (Ocotillo). Los empleados entran en las mañanas sin cubrebocas, “en bola”. No sé si lo que maquilan es muy necesario, pero la falta de seguridad es evidente y nadie se los señala.

Vienen las semanas más complicadas. Lo dicen Hugo López Gatell, a nivel nacional, y Clausen, a nivel estatal. Hay que aguantar, tomar precauciones, no bajar la guardia. Sí se ha relajado la gente, se notó este fin de semana en Hermosillo. Carros y más carros en las calles.

Difícil momento para las autoridades, porque hay reclamos justos, pero ellos tienen que ver por todos. Creo que debemos apoyar el llamado a no salir y cuidar la “sana distancia”. Porque mientras más rápido acabe, el regreso a la realidad será “menos peor”.

EL CONCIERTO

Unos la criticaron a rabiar, otros le festejaron la ocurrencia. La semana pasada, el mundo de la política fue dominada por Célida López y su debut musical con su ópera prima: “Quédate en tu casa” (o te voy a multar). Podemos estar o no de acuerdo (a mi no me encantó porque es malita con la guitarra, jaja). Al final de cuentas puso la agenda, hizo que la gente escuchara su llamado y eso, en política, cuenta mucho.

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